Resulta que de pronto, sin avisar, cuando vos estás tranquilo viendo como corre la vida. Pensando en por qué estás quieto, o mejor dicho, sabiendo que estás quieto porque cuando empiezes todo eso que tenés acumulado sabés que no vas a parar, sucede que aparece una ventana en tu msn o un mensaje de texto diciendo "Felices Fiestas" de la persona que justamente no querías.

Y ahí nomás, tambien si previo aviso, todo vuelve. Todo lo que no olvidaste, pero que te encargaste de enterrar. Porque no no no. No funciona. No funcionó y no iba a funcionar. Otra mala elección de las tantas que hiciste. Así que tomaste todo el conjunto de sensaciones, lo envolviste, le pusiste un moño y se lo entregaste al tiempo para que lo vaya erosionando. Porque no. La verdad es que no lo superaste.

Hiciste como siempre. Respiraste y seguiste, teniendo presente que la misma historia de siempre es algo a lo que ya no áspiras. Algo que esperas evitar la próxima: siempre la próxima. Y no importa. No importa que haya ocupado tiempo de tu terapia; qué incluso, al final, tu terapeuta haya alabado por la manera con la que manejaste la situación. No importa incluso cuando te sonreiste. No lo hiciste porque lo hayas entendido, sino porque querías pasar a otro de los tantos temas que te hacen ir una vez por semana. Y la verdad, hablar de él ya te cansa. Simplemente porque pese a todo nada borra lo obvio: No funcionó.

Pero como siempre, él vuelve. Todos vuelven. Siempre vuelven y el desastre con ellos. Y, obviamente, se van de nuevo. Ni siquiera tenés que decirles hola, ni siquiera tenés que responder. Nada de eso. Porque repito, no importa. Ni siquiera importa que se vayan, porque eso no es lo que cuenta.

No, lo que cuenta es que aparecen, abren la ventana y dejan que el viento traiga de nuevo todo lo que se había llevado. Se van y vos quedás ahí, con el alma revolucionada de incognitas, pero principalmente preguntandote "¿Para qué volviste?"

Y es tal vez el fin de año, o los golpes del final, o... bueno, no sé. Ponele que algo pasa que haga que yo esté así, sin ganas. Seguro seguro es el fin de año que me agarra con las pilas bajas. O tal vez sea que la zanahoria no me gusta, entonces cuando finalmente agarré la punta del palito resultó que me acordé de eso y ahora no quiero ensalada.

¿Histerico yo? Un poco tal vez. Me tiro más a indeciso.

No sé.

La cosa es que estoy con las pilas bajas. Pero bajas mal. Mal de quedarme sentado en el sillón pensando que hacer. Decidiendo que hacer, y para cuando lo hago ya es de noche. Persianas bajas y a la cama.

En fin ¿Quién quiere tener vacaciones cuando no sabés que hacer?

Diciembre es un mal mes para empezar lo que sea que quieras empezar.

Rocco sigue internado. Así que heme aquí con esta impostora que no se le acerca ni a los talones. Si, es más rápida. Si, tiene más espacio. Si, tiene más chirimbolos y todo lo que quieran pero no es mía.

La cuestión es que parece que el enfermo está decidido a morir y la clínica donde estaba aposentado se quedó sin medios, así que llamaron para avisarme que lo trasladaron a una bonita clínica privada en Suiza donde cuentan con tecnología de punta para darle la atención que se merece.

Mientras, yo espero.

Pero la que no espera es la vida que va sin pausa. ¿Yo? simplemente me dejo llevar. El tiempo escacea y las situaciones se amontonan en mi cabeza. Vamos bien, pero estoy exhausto. Necesito vacaciones, pero también necesito que mi jefe deje de jugar a la generala con mis horarios.

Mi jefe y yo tenemos una relación rara. Yo creo que de alguna manera no termina de comprenderme y él -de toda la empresa- es la única persona que con su sola presencia es capaz de hacer que me corra un escalofrío por la espalda. Si a eso le agregamos que siempre que aparece yo estoy haciendo una estupidez... Por estupidez leamos que estoy cantando por los pasillos -torturando dirían unos- o bailando lo-que-sea-que-escupa-la-radio. Tirando avioncitos de papel o leyendo con las piernas apoyadas sobre la mesada...

Y esto me lleva a lo siguiente: hoy todos en el área llegaron a la conclusión de que soy Extraordinario. No puedo estar mas de acuerdo. Pero para esto mejor les dejo un ejemplo: Digamos que Fernando es la cara del área. Cuando él está, el aire vibra y las bromas corren. No se cansa de hablar. Siempre tiene algo que agregar, algo que comentar, algo que preguntar. Y sus preguntas pasan desde el por qué del Big-Bang hasta la literatura y sus diferencias con las ciencias exactas. O sea, se habla de todo. Y hace del ambiente laboral un lugar más ameno. Así que si te mandas una, él algo va a decir.

Entonces tenemos a Fernando entrando al área. Yo mojado de arriba a abajo gracias a una manguera impertinente que largó su chorro a toda presión y simplemente se me zafó del agujero en el que estaba tratando de meterla. El piso, un océano. Es así que pícaro dice:

-¿Me querés explicar como en cinco minutos pudiste hacer de este sacrosanto lugar de trabajo una versión a escala de la cuenca del amazonas?

-Fer, antes de que añadas algo más, partamos de la base de que yo no soy normal. Desde ahí, TODO me puede pasar ¿no? -dije mientras tomaba el lampazo y comenzaba a secar mi "pequeño" desliz.

-Me voy cinco minutos ¡y mirá! ¡Decime como haces! No entiendo.

-Te repito Fer: No-soy-normal ¿Decias entonces...?

Carcajadas mientras llamaba a todos para que vean como había baldeado el piso sin quererlo. Yo me reía mientras limpiaba. Después de todo era solo agua. Pero no termina ahí, ¡no! porque resulta que con el correr del día tuve que tomar la manguera para llenar un bidón y desde la otra punta del área se escuchó la voz de Fernando gritando alarmado:

-¡Cubranse! ¡Rain tiene una manguera y no tiene miedo de usarla!

Más risas. Y la certeza de que cada vez que, en el futuro, tome una manguera para lo que sea, alguien va a tomar una tablilla de las que usamos para anotar los datos y se va a cubrir con cara de pánico o va a preguntar desde el rincón más alejado del área con aire de pobre victima "¿Si me paro acá me vas a mojar también?"

Me mata el también.

Y hoy no se cómo, no se por qué, nos encontramos analizando el significado de la palabra "Extraordinario" y llegamos a la conclusión de que la misma es un adjetivo que denota algo fuera del orden o regla natural o común... entonces, en relación a mi es simplemente un 2+2 ¿no?

No sé. Yo la paso bien. En una próxima entrada voy a contar por qué debería haber apostado mi sueldo a mi favor en el trabajo, pero hoy no. Porque escribir en este teclado es una verdadera tortura.

Rocco I miss you :(

PD: ¿Debo indicar que hasta que Rocco vuelva no voy a comentar blogs o se sobreentiende? Porque quiero, pero me duelen los dedos cuando tipeo acá... mucho. Los leo, si. Pero no comento... que le vamos a hacer. ¡YA SE! ESPEREMOS.

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