Resulta que de pronto, sin avisar, cuando vos estás tranquilo viendo como corre la vida. Pensando en por qué estás quieto, o mejor dicho, sabiendo que estás quieto porque cuando empiezes todo eso que tenés acumulado sabés que no vas a parar, sucede que aparece una ventana en tu msn o un mensaje de texto diciendo "Felices Fiestas" de la persona que justamente no querías.

Y ahí nomás, tambien si previo aviso, todo vuelve. Todo lo que no olvidaste, pero que te encargaste de enterrar. Porque no no no. No funciona. No funcionó y no iba a funcionar. Otra mala elección de las tantas que hiciste. Así que tomaste todo el conjunto de sensaciones, lo envolviste, le pusiste un moño y se lo entregaste al tiempo para que lo vaya erosionando. Porque no. La verdad es que no lo superaste.

Hiciste como siempre. Respiraste y seguiste, teniendo presente que la misma historia de siempre es algo a lo que ya no áspiras. Algo que esperas evitar la próxima: siempre la próxima. Y no importa. No importa que haya ocupado tiempo de tu terapia; qué incluso, al final, tu terapeuta haya alabado por la manera con la que manejaste la situación. No importa incluso cuando te sonreiste. No lo hiciste porque lo hayas entendido, sino porque querías pasar a otro de los tantos temas que te hacen ir una vez por semana. Y la verdad, hablar de él ya te cansa. Simplemente porque pese a todo nada borra lo obvio: No funcionó.

Pero como siempre, él vuelve. Todos vuelven. Siempre vuelven y el desastre con ellos. Y, obviamente, se van de nuevo. Ni siquiera tenés que decirles hola, ni siquiera tenés que responder. Nada de eso. Porque repito, no importa. Ni siquiera importa que se vayan, porque eso no es lo que cuenta.

No, lo que cuenta es que aparecen, abren la ventana y dejan que el viento traiga de nuevo todo lo que se había llevado. Se van y vos quedás ahí, con el alma revolucionada de incognitas, pero principalmente preguntandote "¿Para qué volviste?"

Y es tal vez el fin de año, o los golpes del final, o... bueno, no sé. Ponele que algo pasa que haga que yo esté así, sin ganas. Seguro seguro es el fin de año que me agarra con las pilas bajas. O tal vez sea que la zanahoria no me gusta, entonces cuando finalmente agarré la punta del palito resultó que me acordé de eso y ahora no quiero ensalada.

¿Histerico yo? Un poco tal vez. Me tiro más a indeciso.

No sé.

La cosa es que estoy con las pilas bajas. Pero bajas mal. Mal de quedarme sentado en el sillón pensando que hacer. Decidiendo que hacer, y para cuando lo hago ya es de noche. Persianas bajas y a la cama.

En fin ¿Quién quiere tener vacaciones cuando no sabés que hacer?

Diciembre es un mal mes para empezar lo que sea que quieras empezar.

Rocco sigue internado. Así que heme aquí con esta impostora que no se le acerca ni a los talones. Si, es más rápida. Si, tiene más espacio. Si, tiene más chirimbolos y todo lo que quieran pero no es mía.

La cuestión es que parece que el enfermo está decidido a morir y la clínica donde estaba aposentado se quedó sin medios, así que llamaron para avisarme que lo trasladaron a una bonita clínica privada en Suiza donde cuentan con tecnología de punta para darle la atención que se merece.

Mientras, yo espero.

Pero la que no espera es la vida que va sin pausa. ¿Yo? simplemente me dejo llevar. El tiempo escacea y las situaciones se amontonan en mi cabeza. Vamos bien, pero estoy exhausto. Necesito vacaciones, pero también necesito que mi jefe deje de jugar a la generala con mis horarios.

Mi jefe y yo tenemos una relación rara. Yo creo que de alguna manera no termina de comprenderme y él -de toda la empresa- es la única persona que con su sola presencia es capaz de hacer que me corra un escalofrío por la espalda. Si a eso le agregamos que siempre que aparece yo estoy haciendo una estupidez... Por estupidez leamos que estoy cantando por los pasillos -torturando dirían unos- o bailando lo-que-sea-que-escupa-la-radio. Tirando avioncitos de papel o leyendo con las piernas apoyadas sobre la mesada...

Y esto me lleva a lo siguiente: hoy todos en el área llegaron a la conclusión de que soy Extraordinario. No puedo estar mas de acuerdo. Pero para esto mejor les dejo un ejemplo: Digamos que Fernando es la cara del área. Cuando él está, el aire vibra y las bromas corren. No se cansa de hablar. Siempre tiene algo que agregar, algo que comentar, algo que preguntar. Y sus preguntas pasan desde el por qué del Big-Bang hasta la literatura y sus diferencias con las ciencias exactas. O sea, se habla de todo. Y hace del ambiente laboral un lugar más ameno. Así que si te mandas una, él algo va a decir.

Entonces tenemos a Fernando entrando al área. Yo mojado de arriba a abajo gracias a una manguera impertinente que largó su chorro a toda presión y simplemente se me zafó del agujero en el que estaba tratando de meterla. El piso, un océano. Es así que pícaro dice:

-¿Me querés explicar como en cinco minutos pudiste hacer de este sacrosanto lugar de trabajo una versión a escala de la cuenca del amazonas?

-Fer, antes de que añadas algo más, partamos de la base de que yo no soy normal. Desde ahí, TODO me puede pasar ¿no? -dije mientras tomaba el lampazo y comenzaba a secar mi "pequeño" desliz.

-Me voy cinco minutos ¡y mirá! ¡Decime como haces! No entiendo.

-Te repito Fer: No-soy-normal ¿Decias entonces...?

Carcajadas mientras llamaba a todos para que vean como había baldeado el piso sin quererlo. Yo me reía mientras limpiaba. Después de todo era solo agua. Pero no termina ahí, ¡no! porque resulta que con el correr del día tuve que tomar la manguera para llenar un bidón y desde la otra punta del área se escuchó la voz de Fernando gritando alarmado:

-¡Cubranse! ¡Rain tiene una manguera y no tiene miedo de usarla!

Más risas. Y la certeza de que cada vez que, en el futuro, tome una manguera para lo que sea, alguien va a tomar una tablilla de las que usamos para anotar los datos y se va a cubrir con cara de pánico o va a preguntar desde el rincón más alejado del área con aire de pobre victima "¿Si me paro acá me vas a mojar también?"

Me mata el también.

Y hoy no se cómo, no se por qué, nos encontramos analizando el significado de la palabra "Extraordinario" y llegamos a la conclusión de que la misma es un adjetivo que denota algo fuera del orden o regla natural o común... entonces, en relación a mi es simplemente un 2+2 ¿no?

No sé. Yo la paso bien. En una próxima entrada voy a contar por qué debería haber apostado mi sueldo a mi favor en el trabajo, pero hoy no. Porque escribir en este teclado es una verdadera tortura.

Rocco I miss you :(

PD: ¿Debo indicar que hasta que Rocco vuelva no voy a comentar blogs o se sobreentiende? Porque quiero, pero me duelen los dedos cuando tipeo acá... mucho. Los leo, si. Pero no comento... que le vamos a hacer. ¡YA SE! ESPEREMOS.

Vivo.

Resulta que mi maquina decidió pasar a mejor vida hace mas de un mes. Claro que el (mi maquina es masculina) no contaba con que este despistado ser humano tuviera la garantía a mano, así que debo decir que hace un mes y dos semanas que está en terapia intensiva batallando. ¡Y mierda que está dando pelea!

Tiene a todo el staff del servicio técnico atónitos. Es que cuando le reparan una cosa, salta otra. Y así pasan los días. Y yo, cual madre judia, llamando casi todos los días para ver cuando me lo pasan a piso. Creo mi insistente ruego por una respuesta conmovió intimamente al jefe de cirugía porque tuvo la descencia de alcanzarme una máquina similar a la mia para que "paliara la espera" Como una especie de calmante cibernético.

Y cuando me refiero a "alcanzarme" lo digo en serio: El hombre me la trajo a casa. Nota al pie: Casi no lo reconozco. Juraría que cuando lo vi por primera vez tenía el pelo castaño, no ese verde furioso que ahora ostenta.

La cuestión es que esa maquina prestada no es la mia, y no se por qué, pero para mi, escribir en ella es como tratar de tocar el violín con un charango. Dificil, disonante y por sobre todas las cosas incómodo.

Pero no pude más.

Traté y traté de resistir venir acá a dejar una pequeña huella hasta tanto no recuperara mi violín. Se sentía raro pensar en escribir en algo que no fueran mis teclas. Algo que no fuera mio. En mi cabeza se acumulaban los post. Las cosas que me encantaría contar y -de alguna manera- compartir. Estaba todo bien, solo tenía que esperar. O sea ¿Cuanto tiempo más va a estar en terapia? Hoy se me hace que para siempre. Mientras, los articulos para corregir simplemente aumentan, las ideas quedan anotadas en el margen de algún bloc o archivadas en la cabeza a la espera de no ser olvidadas, sin embargo, Hoy no pude más. Tal vez es por como me siento, por como este sitio me ayuda a trazar mi historia que hoy usurpé una maquina en el trabajo y finalmente pude ponerme a tipear. Eso o había que abrir la válvula de escape.

Empecemos.

Lol-it!: Recibí tu mensaje. Y hasta pasé por tu blog para decirte que no, que nada había explotado en el trabajo, que seguimos bien, pero despues del decimo intento de que tu pequeño espacio aceptara mi clave, capitulé. Sin embargo, debo decirte que si: hubo explosiones desde la última vez que estuve por acá. Y ahora que lo pienso tienen mucho que ver con eso que vi el día de mi cumpleaños.

Desde el catorce de Septiembre la vida no me dio respiro. Mientras mi vida laboral se complicaba más y más (lease como un exceso de trabajo) cayeron golpes, pero desde los lugares menos pensados. Juro que en mi vida hubiera pensado que vendrían de ahí. De repente me sentí como hace años, hablando con las paredes. Sin ser escuchado, o tenido en cuenta. Y la cuestión fue increcendo. Llegó con el primer golpe y se extendió como un cancer por todos lados ¿o estaba ahí desde hacia tiempo y recién ahora lo veía? No sé, no importa. Metastasis. Y si algo aprendi de ER es que al cancer se lo extirpa. Me pregunté cómo. Me pregunté si tenía que hacerlo. Me pregunté si dolería. Si aún estaba a tiempo. Hice cientos de preguntas pero lo importante es que todas tuvieron la misma conclusión: Hay que extirpar lo que te hace mal.

Porque el respeto empieza por casa. Y si yo dejo que me falten el respeto, que se pasen soberanamente lo que digo por las partes más bajas y que me tomen por estupido... bueno, definitivamente es que SOY un estupido ¿no? No. No soy un estupido. No me gusta que me tomen por uno y menos en mi propia casa.

Comenzó conmigo dandome cuenta de que tres pelos de concha realmente tiran más que una yunta de bueyes (Siempre pensé que eso era un mito, pero no. Evidentemente el Factor Gay en mi vida me ha inmunizado contra ello ¿está mal sentirse bien por ello?). Mi casa fue violada contra mi voluntad ¿Lo más triste y patetico de todo esto? Estuve una hora y media hablando con el individuo que cometió la atrocidad esgrimiendo mis ciento un razones por las que no quería a nadie extraño en mi casa. Todo mientras mi sentido común me impelía con preguntas del tipo "¿Con un simple NO TRAIGAS A NADIE no alcanza?" Los hecho muestran que evidentemente no alcanzó ni siquiera con todas las explicaciones. Pero a esa conclusión llegué después, mientras me tomé mi tiempo, expliqué y recontra expliqué por qué no quería a nadie ajeno a mi vida en las cuatro paredes de mi departamento. Y no contento con esto: Volví a explicarlo ¿Lo más raro de esto? Me sentía estupido explicando lo obvio y mal por pensar que alguien que era de mi más intima confianza podría violar mi hogar.

Pero lo hizo.

¡Así que no me sentí una, sino dos veces estupido! ¡Dos! Una cuando era una sospecha y otra cuando pasó a ser una certeza. Y ahí fue como volver al infierno de mi infancia y toda mi vida en familia, donde dijera lo que dijera no importaba. Donde yo no contaba. Donde era menos que nada: "¿Para qué prestarle atención a lo que Rain dice, si él se banca todo? El es fuerte y de última que se queje que ya se le va a pasar. Tiremos los hilos que -creeme- no se rompen. Es más, solo habrá que esperar a que se asiente el polvo y seguro-seguro lo podemos hacer de vuelta. E incluso ¿sabés? Hay veces en que ni siquiera tenés que esperar que se asiente ¿no es genial? Se banca todo el imbecil" Y es verdad, el hilo no se corta, yo me banco muchas cosas y a veces saco fuerzas de donde no tengo para seguir adelante. Sin embargo, aprendí en estos últimos tiempos a usar tijeras, así que de ahora en más Yo a los hilos los corto.

Entonces fue: "La trajiste. Te dije que no. Lo hiciste igual. Te expliqué por qué no. Lo hiciste igual. Mala decisión... muy mala. Dame mis llaves por favor y que te vaya bonito" Como yo lo veo, fue una simple cuestión de decisiones: Él decidio pasarse por el quinto forro de las pelotas lo que dije y yo decidí simplemente tratarme bien.

Para mi la confianza se perdió... o mejor dicho, la hizo trizas. De ahí en más, el resto del cámino es irremontable. Si no puedo contar con que mis amigos me traten bien ¿Qué sentido tiene una amistad? y aún más ¿Que puedo esperar del resto del mundo? Acá no tengo escala de grises: o es blanco o es negro. Simple.

Así que, si bien está todo bien, ya no es -ni será- lo mismo. Ahora, cada vez que llame, sopesaré si salir con él es un mejor plan que... no sé... quedarme en mi casa cortandome las uñas ¿se entiende? Ya no habrá corridas a media noche porque tuvo una emergencia, horas colgado al telefono, msn o cualquier otro medio poniendole el hombro a lo que sea que le suceda. Menos aún "si, no hay drama, quedate en el dpto mientras trabajo y si queres el resto de la semana" (queda claro que la entrada a mi casa la tiene prohibida)

Espero realmente que esos tres pelos de concha hayan valido mi amistad. Realmente lo espero, aunque en mi fuero interno lo dudo mucho, capaz que por ese olorcito a "me pelee con mi novio y entonces salgo con vos" pero que se yo, la verdad es que no me interesa... Se me va de las manos Y las tengo demasiado ocupadas con mi propia existencia como para fingir interes. Por lo cual, terminé ese episodio como correspondía: Hice mi duelo (¡Definitivamente lo mio son los velorios! ¡ja!), agradecí -y agradesco- los momentos compartidos y las lecciones aprendidas pero como nada me ata, hago lo que siempre: Moverme hacia adelante, en busca de nuevas aventuras.

Esa fue la primera operación exitosa. Debo decir que el sacudón me permitió ver la metastasis en todo su esplendor, y si bien es impactante, estoy extirpando esas otras facetas también. De a poco. Despacio. Increiblemente no tengo apuro. Flash decidió dejar de correr y aprender a caminar. Pero no me interesa mencionar cuales son. Simplemente diré que antes estaban y ahora hay algunas que no y otras en vias de extinción. Es una simple cuestión de tiempo hasta que quede limpio. Esta la menciono simplemente porque fue la que me abrió los ojos a un circulo de dolor y maltrato que estoy lentamente haciendo polvo.

¡Y mi dios! ¡Si que se siente endemoniadamente bien!

Además ¿saben qué? Mi revolución ha comenzado a dar frutos, porque ya escucho los ladridos, y como bien inmortalizara el Quijote, "Ladran Sancho, señal que cabalgamos"

Amén.

Y entonces llegó el viernes. O mejor dicho la mañana del sabado. Trabajando de noche se complica un poco saber cual día es cual. Como sea. ¿Trabajo? mucho ¿Cansancio? más. Una escalada insoportable que se colaba por entre los omoplatos desfigurando la sonrisa en un rictus permanente de dolor.

Y a la noche había fiesta, y antes de la fiesta cita y las ganas faltaban. Porque fue una semana dura. Dursima. Estaba cansado. Observar lo que te pasó y lo que te pasa cansa, mucho. Ver cuan grande estás. Cuan lejos estás de donde creías estar y cuanto te falta aún por recorrer eso cansa más.

En los 26 aposté pequeñas cosas. Fueron movimientos casi timidos. Me arriesgué poco por miedo al palazo. Estaba a la vuelta de la esquina. En mi historia, el golpe siempre está a la vuelta de la esquina esperando un momento de flaqueza para caer con toda la furia. Dejarme tirado, reirse y volver a la vuelta de la esquina a que me medio armara de nuevo para que el ciclo de corridas volviera a repetirse.

Sin embargo, el palazo no vino. Y si vino no pudo golpearme. Porque gané las apuestas. Llevó trabajo intenso y constante. En ese año que fueron 26 me aprendí y apliqué aquello que venía viendo desde hacia tiempo. De alguna manera supe enfrentar lo que sea que me echaran encima y mantenerme -al mismo tiempo- entero y feliz.

En los 26 aprendí a ser feliz. A reconocer los meritos propios y la fortaleza que largamente me forgé. No me quedó otra. Mi historia no es de las más felices, que se le va a hacer, hay que seguir. Y seguí, seguí descubriendo cosas que hacen que vivir sea un placer. Me di cuenta que soy así, que cada día que pasa encuentro algo nuevo, que cada día me encuentro y está bueno.

Pero ver todo eso cansa.

Y el sábado a la mañana, estaba cansado. Y triste. Porque las distancias recorridas son realmente subjetivas. Entonces, vos pensabas que estabas ahí cuando no. Ese no era ni es tu lugar. Y querés volver y no podés porque se siente forzado. Además, tambien sabés que no querés volver. Que lo que llora es esa parte puta tuya que cree que "merece" ese barro del cual saliste. Y sentís pena, entonces ¿qué hacés? Llorás.

Así que eso hice ese sábado. Me calcé la cinta negra y me puse de luto por los muertos dejados en el camino. Ensalsé los tropiezos y las vueltas en circulo mientras tipeaba un "Hoy-no-hacemos-nada-estoy-enfermo" todo junto. Recordé cada una de las caidas y lo que aprendí de ellas cuando le envié a mi cita un mensaje diciendo "me-descompuse-será-la-próxima" Mojé la almohada al recostarme para dormir el sueño de los justos.

Y por eso, cada vez que alguien me pregunta "¿Cómo pasaste tu cumpleaños?" yo contesto: De luto. Por que si algo aprendí en este corto camino es que antes de seguir, hay que llorar a los muertos.

"Te olvidaste de mi cumpleaños. No tenés perdón del cielo. Listo. Me saqué la bronca."

Ese fue el mensaje. A los cinco minutos me llamó. Me rogó perdón. Me dió explicaciones que no pedí. No las necesitaba. No me importaban. Con ella siempre va a estar todo bien. Es una de mis más intimas amigas. Una con la que no tengo que contenerme, con la que hablo con todas las letras del abecedario. Ya le dije, si yo fuera hetero me caso con ella. Y de hecho, creo que en una pareja busco cosas que ella tiene. No por nada tuvimos una historia juntos. No funcionó. Pero esa historia merece otro post. Ella merece un post entero.

Hablamos un rato. Nos resumimos nuestras vidas. Le conté lo que me venía pasando. Las conclusiones a las que estaba llegando y lo diferente que esto se sentía de veces anteriores. Ella se alegró por mi. O conmigo, que es mejor.

Cortamos. Es hora de planear la fiesta. Tal vez si me siento de humor para festejar después de todo ¿Estará conectado mi amigo del bar? no parece. Zero K hace su entrada triunfal.

Zero K: FELIZ CUMPLEAÑOS EL LUNES!!!
Rain: ¬¬ te odio.
Zero K: porqué? no fué un feliz cumpleaños?
Rain: ¬¬
Rain: te
Rain: odio
Zero K: porqué?
Rain: te olvidaste de mi cumpleaños.
Rain: no tenés excusa.
Rain: así que bancate mi odio y no trates de arreglarla porque la vas a empeorar.
Zero K: NO ME OLVIDÉ! te esperé a que te conectaras!! no te conectaste!!
Rain: ¬¬ esa es la excusa mas burda que existe ¿no valgo un llamado por telefono, mensaje de texto o apersonamiento? ¡Hay algo llamado mail!
Rain: La estas embarrando mas.
Rain: Callate y dejalo así.
Zero K: ¬¬ bueno, solo iba a decir que si no tenemos en cuenta el tema de que estoy hasta las bolas 20 de las 24 horas del día, si, podría haberte llamado... pero cuando me acuerdo no tengo tiempo y cuando tengo tiempo ya estoy durmiendo...
Rain: Te olvidaste de mi cumpleaños. Punto.
Zero K: no me olvidé!
Zero K: nomás no te llamé...
Zero K: además, lo primero que te dije fué "feliz cumpleaños"
Rain: Porque ya que nos ponemos minuciosos, debo decirte que cuando necesitas una pausa, un hombro o lo que sea que requieras, ahí estoy.
Rain: Y no, no te olvidaste
Rain: simplemente no pudiste anoticiarme que te acordaste.
Rain: ¬¬
Zero K: lo se, se que siempre estás
Rain: entonces, reformulo: No me anoticiaste que te acordaste de mi cumpleaños.
Rain: Así que bancate mi bronca y listo.
Rain: Está todo bien.
Rain: Ya reté a tu hermana. Ahora te toca a vos.

Cabe aclarar que mientras tipeaba no podía dejar de reirme. Creo que nunca llamé a nadie porque no me hubiera llamado. Pero dada la semana que venía llevando, debo decir que realmente esperaba sus palabras. Y está todo bien, pero era lo que quería y lo que necesitaba. Decirles "Hey, te estuve esperando. Sabe que no me gustó que no estuvieras ahí"

Simplemente eso. El resto del día transcurrio básicamente en horizontal. Si bien comenzé a entender un par de cosas, el cansancio aún pesaba. Pensé en todo. En esa fortaleza adquirida, en los logros obtenidos, en los proyectos a futuro, en el trabajo, en la seguridad interna, en los lugares que ya no ocupo, en lo que quiero, en lo que no quiero y en esa tristeza rara e inexplicable que me embargaba.

Es que me sentía triste, pero por otro lado contento. Era como estar mal, pero sabiendo que hay un calorcito interior reconfortante difícil de explicar. Entonces caí en la cuenta de lo que realmente me estaba ocurriendo: Yo crecí. De golpe me entraron veintisiete años al alma y estaba de luto.

Esto fue un jueves. Nos queda el viernes donde finaliza, y el sábado, que marca el epílogo.

Llegó el miércoles. Entre tarde al trabajo. Todavía con la bronca bailotéandome en el cuerpo. Ni siquiera el taller literario al que asisto logró darme el solaz que suele darme. La pasé bien. Aprendí, pero solo quería irme a una isla y no ver a nadie.

Así que cuando llegué al trabajo solo respiré y me puse a hacer lo que tenía que hacer. Mi trabajo. Uno nuevo que apenas había visto. Todo bien. Aprendo rápido y la persona que me enseñó es buen maestro.

Enciendo los equipos, suena el telefono. Es mi supervisor ¿Podés venir un segundito?. Apago los equipos. Llego. Básicamente me muestra el equipo que solía usar desarmado. le pregunté entonces que que hacía. Fue salomonico: Llama al jefe y preguntale, no sea cosa que pase lo de la otra vez.

Llamé. Basicamente me dijo que en algún momento dejara mi trabajo asignado y que lo armara. Que la gente de la mañana no había llegado a terminar "Total, lo tuyo es largarlo y que quede andando un par de horas". Si, un par de horas donde si una manguera se pianta y no hay nadie ahí el trabajo de tres días se pierde en dos minutos. Menos. Total ¿qué más da? ¿no?

Asi que rediagramé la agenda mental, coordiné horarios y pensé que tal vez Fulanito de Tal podía verlo. Me tragué la bronca. O sea, tres años haciendo ese proceso y yo llegaba a dejar todo listo. Tres años donde yo si podía y de pronto ahora no ¿Que onda? Sigo sin entender. Y recordé los últimos meses, donde llegaba y estaba todo a medio terminar. Tiempos donde antes de empezar mi trabajo, tenía que terminar el de ellos porque "no le habían dado los tiempos"

Matense.

Y la noche se me pasó sin pausa. Iba y venía de acá para allá pensando en el fin de semana, con el cansancio bailando tap en mis hombros, sintiendo como no estaba haciendo lo que quería hacer, solo trabajar. Extrañando esto y otras cosas. Rumiando esa cita que tenía el sábado, la fiesta y el resto de los festejos. La bronca y la carga que se suponía festejar cuando en realidad no podía sacarme el aturdimiento ni la bronca ni el cansancio ni el mal humor. La tristeza de sentir el mundo gris y apagado. Y seguí, seguí hasta que terminé. Eran las nueve de la mañana cuando apagué los equipos.

Mientras completaba el papeleo pertinente aguantando esas ganas de llorarlo todo. Conteniendo esa bronca destilada pasó que el que me enseño entró al área. "Te felicito" dijo "La verdad es que te felicito. Lo viste una vez, lo medio hiciste otra y quedó perfecto" La sorpresa le bailaba en la voz.

Creo que le contesté algo como "Sos bueno enseñando, y yo aprendiendo" No me acuerdo. Si recuerdo que sus palabras quedaron resonando mientras volvía a casa. Y ahí la bronca dió paso al entendimiento.

Un entendimiento que comenzó a fluir en un mensaje de texto y una charla por msn.

Y el lunes llegué a casa. Me arrastré. Y me acosté y dormi. Si antes me sentía mal ahora era peor. Me dormí. De ocho de la mañana hasta las diez menos diez de la noche. Entro a las diez.

Maldición, taxi.

Llegué tarde, de mal humor pero con la sonrisa que medio medio lo ocultaba. Vamos que si para mentir soy excelente. Pero no. No esta semana. "¿Estás dormido?" preguntaron en el comedor "Tenés la almohada en la cara" Me di vuelta, sonreí y agregué "Y las sabanas, y las colchas y el colchón" Ellos se rieron y yo desee que se pegaran un tiro.

No me hablen. Es martes. Odio los martes. Todos los martes. Este martes.

Cené y subi. Casi a media noche, cae mi jefe. De sorpresa. Porque si. Todos tienen la cara blanca, a mi me da igual.

-¿Qué estás haciendo? -pregunta.
-Esto, esto y lo otro. Mañana viene complicada la mano y quiero adelantar, asi que si, básicamente ahora estoy bajando a buscar bidoncitos para preparar un par de cosas. Ademas quiero armar el equipo
-¿Bidoncitos? Che -al supervisor- tenemelo cortito a este... ¡Bidoncitos! -luego retoma- Mañana tenés eso que te dije ¿no?
-Si, por eso, quiero adelantar. Mañana entro tarde y es un proceso que lleva minimo diez horas. Así que también me voy a ir tarde.
-Eh, pero la idea no es que te quedes. Que lo terminen los otros -personas de otro departamento- deciles a ellos que te cubran.
-No importa, mañana me quedo recuperando. -Además yo no puedo decirles que me cubran, ese es TU trabajo ¿En que mundo vivimos?
-¿Sabés lo que tenés que hacer?
-Creo que sí. O sea, nunca lo hice solo... me falta confianza.
-Bueno, a todos. Igual esta Fulanito de Tal que te puede dar una mano -y su cara desmintió sus palabras. Fulanito de Tal no me iba a dar una mano, puesto que él estaba mas perdido que yo.
-Si, todo bien. Cualquier cosa le pregunto.

Y se fué. Espere unos dos minutos y le seguí los pasos. Aún tenía que buscar los bidoncitos.

Luego, mientras armaba el equipo el aturdimiento se convirtió en furia y dolor. Odiaba mi trabajo. Me sentía bastardeado. Me quedé mirando las mangueras, pensando en como me habían dejado en banda para el nuevo proceso. Lo vi una sola vez (Y solo partes de él porque me obligaron a dejarlo de lado en pos de terminar cosas dejadas por la gente de la mañana simplemente porque "no le dieron los tiempos") y le metí mano aún menos veces. Mientras armaba el equipo pensaba en que ganas de renunciar que tenía. ¿Sabés qué? me tenés cansado. Renuncio. Y esta manguera iba a acá y esta allá. Vos crees que esto es una boludes, y seguramente lo sea, que se yo. Pero, ¿por qué no venís vos a pararte detras de esto durante diez horas cuidando que no pase nada?. La presión anda bien, entra por donde tiene que entrar, y sale por donde tiene que salir. Después de todo, si pasa algo es mi cabeza la que cortan. Veamos el flujo. Además, si me voy y dejo esto en banda después es a mi a quien le cargan el muerto. Como siempre, Raincito puede con todo ¿cuantas veces pasó que me dejaron sudando de laburo porque los de la mañana son una manga de inoperantes que no pueden terminar un proceso que lleva seis horas ¡SEIS HORAS!. El flujo está bien. Y entonces yo no solo hacía su trabajo, sino también el mio. En tiempo y forma. O sea, yo puedo llegar y ellos no ¿qué onda flaco? Esto funciona, lo apago.

Son las siete. Me voy a casa. Noentiendoynomeimporta. Me voy.

Y me fui nomás. Miercoles a la mañana. Me quedaban tres días de intenso aprendisaje.

Llegué al trabajo. Lunes. Cumpleaños. Y mi cara era la de un muerto. No no no, estoy bien, solo estoy cansado. Gracias. Si, veintisiete ¿Cómo viene mi semana?

Perfecto. Simplemente perfecto. La semana no podía empezar mejor. Resulta que hace tres años que venía haciendo el mismo trabajo. 1095 días de exactamente lo mismo. 9855 horas dedicadas al mismo aburrido, monótono, rutinario trabajo.

No me quejo. Me gusta mi trabajo. Me da de comer. Es el motor que impulsa un montón de cosas en mi vida. Simplemente que hace dos semanas me dijeron "Vas a dejar de hacer esto y vas a hacer estas otras cosas"

Plural: Otras cosas. Nuevos desafíos. Nuevos retos. Algo nuevo. Y cuando me lo propusieron tuve que sincerarme y reconocer que me estaba aburriendo. Que ya no quería seguir repitiendo la misma rutina. Que pese a todo lo que me daba estaba a punto de caer en esa zona donde Rain patea el tablero y busca nuevos desafíos. Tal vez la psicóloga social que vino a hacer el psico-diagnóstico antes de entrar a trabajar tenía razón. Ella dijo "Mientras el trabajo te mantenga motivado y te de lo que necesites, vas a permanecer ahí. De otra maneras, te vas a ir"

¿Y con qué me encontré el lunes? Con el mismo aburrido, monótono y rutinario trabajo.

Simplemente excelente.

Al día siguiente el teléfono no paró de sonar, los mensajes de llegar y el mail de explotar. No recuerdo un cumpleaños tan activo. Y yo que solo quería dormir. Nada más que eso. A la noche tenía que trabajar y era temprano, porque volví temprano,entonces me levanté temprano e iba a ser un infierno si no podía dormir, al menos, hasta las dos de la tarde. Excusas. Lo que no quería era pensar.

Pero eran las siete y media y los mensajes llovían.

Di vueltas en la cama hasta las tres. Si, de siete a tres solo sali de la cama para ir al baño y para comprarme algo para desayunar y almorzar. Increible, pero no tengo nada en la heladera. Vivo al día. Supongo que cocinar para uno me aburre. En fin, eso. Me quedé en la cama hasta que mi puerta sonó.

Era una amiga, y cuando la vi entrar recordé que venian más. Todo bien. Beinvenidos, feliz cumpleaños a mi. Hay que decir que lo bueno de mis amigos es que me conocen. Saben que soy despelotado y que en general el estado del departamento demuestra un poco mi busqueda mental de respuestas a lo que sea que me aqueje. Sin embargo no estaba tan mal, tal vez porque el domingo dediqué un par de horas a acomodar el dpto. Limpiar, acomodar, pasar la aspiradora -odio las alfombras- tirar papeles y cosas que no uso a la basura... lo básico. Así que se hizo un espacio entre la ropa del día anterior y comenzamos a hablar de tonterias. Hasta que llego una más y las tonterías tenían una nueva voz. Es que cuando me pasan estas cosas mi casa implota.

Y estuvo bueno, hacer bromas sobre todo. Ver trailers de peliculas -veremos si aplica la Verdad #4- preguntarse como puede ser que cierta gente publique un libro y ofendernos (en realidad yo, ellas no tanto) por qué la mina que escribió "Crepusculo" mató el mito vampírico. Sin embargo, tengo una capacidad para mantener diversos procesos mentales de manera simultanea, así que mientras disfrutaba de su compañía no podía dejar de sentir esa "cosa" que me estaba haciendo ruido en la cabeza.

Y digo "cosa" porque no le encontraba definición alguna, quiero decir ¿no se suponía que tenía que estar contento? ¿ser una fiesta por el motivo de cumplir años? ¿estar alegre de que todos me llamaran y estuvieran pendientes? Años anteriores si que la pasaba barbaro ¿Por qué este año se sentía como una carga? ¿Por qué me sentía aturdido?

Esa era la palabra. Aturdido. Ni más ni menos. Solo quería estar solo. Sin nadie alrededor, sin telefonos, sin mails, sin msn, sin visitas. Si nadie. Solo yo conmigo. Supongo que es normal cuando uno deja de ver el árbol y se deja consumir por la inmensidad del bosque quedarse sin aliento. Lo que no me terminaba de cerrar es por qué me sentía mal.

Llegan las nueve, es hora de ir a trabajar. Buenisimo. Las amo, pero realmente pensar en nueve horas de mi con solo maquinas alrededor, se sentían como una delicia. Un paraiso donde poder estar tranquilo y desaturdirme en paz.

Me voy a trabajar.

Si me hubieran dicho que iba a ser la semana laboral mas díficil en tres años, no lo hubiera creído.

Pasó una semana desde mi cumpleaños. Ayer supuestamente era el festejo. Todo casi organizado. El lugar, la gente, los tiempos... todo. Hasta tenía una cita. Alguien que conocí sin querer y que me cae simpático. Todo estaba listo para festejar mi triunfal ingreso a los veintisiete.

Y lo eché para atrás. No quise, no pude. No, no es que no pude, es un rotundo "no quiero"

Este año el cumpleaños se saboreó diferente. Para comprender esto hay que saber algo, solía mandarme macanas, o sea, ponerme en ciertas situaciones que no eran buenas para mi. Me dejaban atontado, lejos de mi centro, perdido una vez más solo saboreando el vacio. Y el día previo a mi festejo se dió que me vi inmerso nuevamente en ese mar hirviendo... o mejor dicho, a punto de meterme en él.

Y no lo hice.

Los semáforos se prendieron, las alarmas sonaron y el Inner-Rain habló pensando en que una vez mas iba a quedarse afónico de tanto gritar vanamente -seamos claros, cuando me mando una cagada sé exactamente que estoy haciendo-. Pero no, no tuvo ni siquiera que elevar la voz porque por vez primera le hice caso.

Eso fue un día antes.

Contento, a las doce decidí salir a festejar. Era un bar que suelo frecuentar -obviamente gay- pasan buena música, buenos espectáculos y el ambiente es divertido. Fuí con un amigo. Ya de entrada me sentí algo incomodo. Yo buscando sentirme un poco libre de mis mambos, festejando los logros obtenidos y el nuevo año que comenzaba, pero no. algo se sentía mal. No importa, continuemos ¿vos que querés tomar? barbaro, un gancia batido para mi y un speed para él. Gracias.

Hasta que le sonó el telefono. Resulta que el padre de su mejor amigo había tenido un accidente. "¿Qué hago?" me preguntó. "Andá" dije "Pero ya estoy acá" replicó "Y es tu cumpleaños" añadió.

Creo que si se hubiera quedado, lo hubiera borrado de mi lista de contactos. Le expliqué que nosotros podíamos tomar algo en cualquier momento, que fuera mi cumpleaños no era importante, que yo entendía y no me molestaba que tuviera que irse. De alguna manera creo que lo hice reflexionar... no sé, fue instintivo. Le expliqué que si realmente era su amigo, su lugar no estaba a mi lado, sino con el otro. Es lo que corresponde.

Así que salió, y mientras lo veía alejarse me pregunté por qué armó semejante planteo. Tal vez porque para mi eso ni se cuestiona. Si un amigo me necesita, yo salgo corriendo. Simple. Es un hecho en mi vida. Y cuando digo amigo me refiero a esos que la vida me regaló y que, increiblemente, cuento con dos manos.

Entonces, ahí quedé, solo y de festejo. Con mi gancia batido frio que me daba aún más frio. Entre todo lo que me rodeaba, y mientras la bebida bajaba por mi garganta, me acordé de que pasó otro invierno sin que me comprara ropa adecuada. No sé si es importante, pero es loco que el plan siempre fuera comprarme abrigo para el invierno, y que simplemente se me olvida. Llega la primavera y yo sigo con mis mismos tres puloveres y mi camperón -el cual aún me hace sentir el principito je-.

Y no sé si fue la música mala -es un canto bar los domingos, así que hay algunos que cantan muy bien y otros cuyo aplauso es al coraje de ponerse delante del microfono- o la bebida fria o la soledad, pero ahí tuve una especie de epifanía. De golpe vi el camino recorrido y el camino por recorrer. Lo que paso y lo que falta.

Y me aturdí. Me cerré. Me quise tragar por mi mismo ¿miedo? ¿angustia? ¿dolor? ¿cansancio? No sé. Solo terminé mi bebida, sali al aire frio de la noche y me tomé un taxi. Me perdía entre la noche que pasaba luminosa por la ventanilla y la música que se colaba por el mp3. Intentando no dejar que esa maldita pregunta siquiera tomara un simple vuelo de conciencia:

¿Qué te pasa?

Pero era inevitable. Así que hice lo que tenía que hacer: Pregunté y como siempre la primera respuesta fue un rotundo, inamovible, titánico y monolítico "No sé" sin embargo, uno vio a Indianna Jones y siempre le envidió el sombrero y el látigo, así que comencé el trabajo arqueológico de dirimir la cuestión.

Una semana me llevó darme cuenta. Siete días para darme cuenta de que lo que me pasaba se llamaba duelo.

Hoy cumplo años. 27.

Parecía que no llegaban más. Agosto y la teoría de los 52 días malos previos al cumpleaños me dieron para que tenga, guarde y reparta. Me hiceron quemar karma como nunca. Me pasaron cosas que creía superadas, me encontré con situaciones que creía finalizadas. Temí volver a caer.

Pero no lo hice. Porque no soy el mismo. ¿Cuánto se puede cambiar en un año?

Para entenderme hay que saber esto: Hace un año salí del infierno. Partido, herido, quebrado, triste, gris... muerto en vida. En aquel tiempo creía que el destino era ineludible, que nunca podría alejarme de eso que me hacía mal. No importaba cuantas sonrisas impostara, cuanta voluntad le pusiera, siempre terminaba en el mismo agujero.

En ese tiempo, respiraba solo porque el respirar es una función autónoma.

Sin embargo, soy rebelde. Soy testarudo, terco, tenaz o como quieran llamarlo y no me resigné. Yo no me resigno. Así que pelee contra viento y marea. Me enfrenté contra mi peor enemigo -y creo que el de todos- uno mismo. No sé si le gané, no lo creo, porque a veces flaqueo, pero si sé que ahora me cuesta menos levantarme. Y salí.

Me costó. Porque irse de un lugar no significa dejarlo. Uno puede viajar cientos de miles de kilometros y aún así seguir enroscado en la misma telaraña. Me llevó siete meses abrir este blog (al cual venía pensandolo desde que me mudé) Me llevo un año colgar el primer cuadro en mi casa. Me llevó tiempo encontrarme y comenzar a sanar.

Tal vez recuerde los 26 por ser el primer año donde aposté. Pequeñas cosas. Sutiles de alguna manera. Imaginensé a alguien que se quema con leche y pese a todo el miedo, el escosor y los reparos, acerca la mano para acariciar a la vaca. Ese soy yo. Y Gané.

Llegando a los 27 comenzé el balance anual. Fuí crítico como nunca. Y el balance es positivo. Las mayores metas del año se cumplieron. Me encontré con un trabajo que me gusta, con amigos que se probaron y dejaron la categoría de hierro para saltar a la de diamantes, con amantes que si bien no fructificaron en algo mas estable, me dejaron lecciones sobre que busco y que quiero. Con mi casa, la cual vale cada uno de los centavos que cuesta, con las letras que tanto me apasionan y con el blog.

El blog y mis fotografías escritas. La ventana que me deja ver el mundo de otros fotografos literarios como yo, quienes con sus comentarios, sus historias y sus locuras me enseñan. Porque cada texto que leo, cada comentario que me dejan o dejo me ayudan a pensar este tan extraño mundo en el que vivimos. Porque con cada página que visito, me encuentro con buscadores tan apasionados como yo. Gracias a ustedes por eso.

Este año me encontré fuerte y entero. Una fortaleza que por momentos me aterra porque no la pedí, pero la tuve que generar. Y no está mal disfrutarla -el por qué me da culpa esta fuerza es todo un post-. Capitalizarla y enfocarla en los nuevos proyectos que parecen tan grandes que desde algún punto me hacen cuastionarme si estoy a la altura ¿pero saben qué? Sobreviví a un infierno de 25 años. Comparado con eso, es nada.

Hoy cumplo 27. Soy un año mas viejo y un año mas sabio.

Amén a eso.



Nota: ¿Loco no que este también sea el post N° 100, no?


Cuando la respuesta es No, y decidís hacer un cambio, lo dificil es definir qué es lo que tenés que cambiar. Pero definitivamente si, necesito cambiar algo.

Así no soy feliz.

Aunque no estoy seguro si yo tengo que cambiar algo o necesito que algo cambie... alto dilema.

Estás esperando el tren, pensando si deberías haber dejado una nota o algo que delate tu presencia, aunque no, hiciste bien, si tu bio-madre deduce que estuviste en su casa pero que no se vieron entonces vendrían largas explicaciones donde habría que explicar porque no te quedaste a esperar. Y vos no querés esperar, entonces no. Te fuiste. Saludaste a tu perro y te fuiste a tomar el tren.

El frio de la noche te golpea, pero no es el frio en si, sino el embole que venís acarreando desde ¿hace cuanto? No sabés, pero sí que estás aburrido y que aún queda media hora para que llegue el tren. Entonces te colocás los auriculares y tratas de pensar que la música te va a ayudar a sobrellevar esa media hora fatídica, pero no, porque las canciones las conoces y estás tan fastidioso que te duelen los tímpanos. No importa, le bajás el volumen a casi el minimo y viendo que no hay nadie, hasta bailas. Te dura un rato nomás, porque te conocés y sabes que no podés mantener uan falacia por mucho tiempo.

El tiempo continúa y te llama un amigo. "Hola, cómo estás, tanto tiempo, dale, nos vemos, llamame cuando salgas y vamos" de repente te das cuenta que tenés planes para la noche, pero estás tan cansado que no sabés, y el tren maldito que no viene. Encendés un cigarro. Miras el humo. Apelas a tu imaginación para verle parecidos con la realidad y todo. Miras el reloj. Aún faltan cinco minutos, que parecen media hora más. Y no, no sabés que hacer, porque en tu mochila solo hay un pullover que no usaste y unos discos. Nada para leer. Así que te inventás una teoría sobre algo, no importa qué. De seguro para cuando llegué el tren te la vas a olvidar. No necesitas droga para delirar. En vos, es continuo.

Y llega el tren. Pasó volando el tiempo, te decís mientras te reís para adentro. Te queres sentar. Adelante si puede ser, pero no. Este no es tu día, no es tu semana. Así que el tren llega cargado hasta las manos. Y recorres ocho vagones en los que contaste minimo seis carritos, cuarenta familias, muchos chicos y setenta viejos que te miran despectivos cuando les pedís permiso para pasar. En fin, o se corren o los corres. El mal humor tiene de rehen a tus modales.

Llegás al último vagón. Lleno. Te querés sentar y no te resignas. Entonces se te activa el instinto, ese que te dice que ahí no, mejor allá. Te acercás y no llegás siquiera a acomodarte cuando una de las mujeres que estan sentadas se levanta y te deja libre el asiento.

Tomás asiento. La musica que te extirpa los timpanos. Así que la apagas. Media hora mas para llegar a Lacrozze. El bomboleo del tren se complementa con el griterio de los cientos de infantes que parecen brotar los domingos en el Urquiza, algun que otro celular sonando y el cuchicheo de las señoras que tenés delante. Abrís un ojo. Te sentis observado. No te equivocás: Una mujer mayor te mira con cara de "Qué turro, me cagó el asiento" Cerrás tu ojo pensando "Si lo quiere, que lo pida." Estas cansado y no querés siquiera pensar en una disculpa moral acorde a la situación. Solo querés llegar.

En eso descubris que tus pensamientos se ven raptados por la conversación de dos mujeres a izquierda. Estás entre la sorpresa y la duda ¿Cómo alguién puede considerar vital las distitnas herramientas usadas para hacer bricolage? Prestás atención, de alguna manera la palabra "Utilisima" tiene un poder hipnotico sobre vos y de buenas a primeras no entendés como pasaste de la porcelana fría al chocolate y su decreciente nivel de dificultad en el proceso.

Lográs zafar de esa conversación, pero al precio de abrir los ojos que se clavan en la chica frente a ti: Modelo de mujer perfecta. Su forma de vestir es todo lo que espera de una dama. Es la mesura encarnada. Hasta la sonrisa es así como casi contenida. Y hablan, no entendés de que. Estas absorto comparando a esa mujer con su interlocutora, quien parece estar pidiendo un makeover urgente, pues es todo lo contrario. En eso sube otra mujer con sendas botas altas -muy buenas por cierto- y la mujer-makeover le hace un gesto que grita "GATAAA" en silencio. La chica perfecta se queda observando las botas y por ende a Botas Altas por un minuto mas o menos. Te preguntás que piensa ¿no? Vez su mano: Está casada. Te preguntás quien es el marido o como será y una pena no poder verlo. Te gustaría saber con que clase de persona se casaría una mujer así.

Desvías la mirada. El tono de voz de mujer-makeover te molesta. Y el tiempo pasa y vos no tenés la cabeza en ningún lado salvo en un quiero llegar urgente. Y de repente pasa Arata y luego Artigas y ahí si, te preparas para bajar. Pero la chica perfecta se para antes, llama a alguien atras de ella y ves a su marido. Y pensas que es lindo, que que pena que no lo viste antes. Encima viene así como dormido. Y te encantan los hombres que están medio dormidos. Te producen ternura. Entonces, de algún modo, el sentimiento que estuviste tratando de evitar todo el día, todo el finde, se hace presente. Y no querés bajar ahora, no: querés que la tierra te trague, pero no va a pasar nunca pasa.

Bajas, pagás tu boleto -si, es loco pero de noche en el Urquiza se paga cuando bajas- y salis al aire fresco. La cola es larga, pero el sesenta y cinco llega rápido. Te subís preguntandote donde están los hombres, no te vendría mal encontrar algo para admirar el resto del viaje. Y encontras. Es bonito y te gusta su trasero.

Llegas a tu casa. Sabés que te queda una larga noche por delante. De aguante más que nada, porque dormir sería un suicidio. Además, El va a llamarte cuando salga del cine para salir a tomar algo, y ¿por qué le digiste que si? bueno que se le va a hacer, es un amigo, entonces mejor no me acuesto y listo. Solo me siento.

Y te encontrás medio dormido, porque te venció el cansancio y te dormiste. Hablando así, rápido. Como si alguien relatara tu viaje y lo que venís haciendo, claro que sin tantas comas y con muchas, muchas mas palabras y velocidad. Y esperás, rogaz a los cielos que no te llame. La cama está linda. Y no querés salir. No querías el sabado, no querés ahora. Y deberías haberte hecho caso, pero sos tan desobediente... entonces te reís. La primera risa sincera de todo el fin de semana. Y pensas que por eso, deberías posteralo.

Y acá estás, haciendote caso.

Ella me odia. Puedo notarlo en su tono de voz, en su forma de dirigirse a mi, en la manera en que el tiempo se bifurca cuando hablamos. Forzado. Contenido, porque estoy seguro que quiere gritarme cientos y cientos de improperios. Uno peor que el otro. Quiere mandarme de paseo al infierno y en lo posible hacer que me quede allí para toda la eternidad.

Quiere verme cocinado a fuego lento.

No la culpo, lo comprendo. Miro el almanaque y lo entiendo. Después de lo acaecido puedo suponer que es una manera lógica de sobrellevar la situación. Sé que no le queda otra, que lamentablemente va a tener que bancarse mi presencia -la que por otro lado jamás esperé fuera tan potente- sin más que forzar la cordialidad aunque más no sea para mantener las formas en las pocas ocasiones en las que, de seguro, nos cruzaremos.

Es lo que hay. Le guste o no, yo no voy a desaparecer ni me va a tragar la tierra. Porque a mi no me sucita el mismo problema: Que ella esté o no, me es irrelevante. Esta situación solo me genera risa y hasta un dejo de lástima. Nada más que eso.

Sin embargo, cuando comenzé a percibir ese ruido en la voz me pregunté sinceramente que pasaba. Medité una y otra vez si había actuado bien. Cuestioné mis palabras, mis acciones, mi forma de manejar la situación. Imaginé que hubiera pasado si me mantenía al margen -imposible de hacer- o si hubiera dicho algo distinto a lo que dije. También me dije a mi mismo "Seguro es por que soy gay, después de todo no nos tiene en mucha gracia" sin embargo no... eso no fue. Creo que fue algo peor lo que, de alguna manera, me compró todas las rifas de su odio.

Creo que fue porque fui yo el que le dijo a mi amigo y hasta ahora su novio "Entonces no te cases"

Y tengo la certeza de que, el 19 de Septiembre, mientras yo festejo mi cumpleaños subido a la montaña rusa de alegría que me da celebrar mi vejez prematura, ella va a acordarse de todos y cada uno de mis parientes. Inclusive de esos que no conozco. Vivos o muertos. Por que el 19, además de mi, en lo único en lo que podrá pensar será en el vestido blanco que no fué, la torta que no cortó y la luna de miel a la que no viajó.

Porque principalmente lo recordará como el día en que no se casó.

El mes terminó y como no podía ser de otra manera, Agosto me jodió en lo mas intimo. Me enfrentó conmigo, me probó, me testeó y provocó. Tiró de los hilos hasta casi romperlos. Se rió de mi. A carcajadas.

Agosto fue quirúrgico. Con maestría absoluta golpeó donde mas dolía, y no contento con esto, tomó ganchos de carnicero y escarbó. Casi diría que hasta añadió sal a la herida. Me vió sufrir. Tambalear. Dudar. Sudar.

Así de funesto fue Agosto. Y no puedo menos que estarle agradecido. Porque no me quebré. Me quedé como venía: entero. Fue la prueba última de un largo año de duro aprendizaje.

Agosto terminó. Lo superé. Soy feliz.

(Nota: el primer enlace NO ES para abrir antes de las 21.00hs. Lol-it! estás avisada)

Y para mi quedó en unas carcajadas en el telefono. Otro sueño mas compartido entre dos amigos cuya costumbre es llamarse, entre otras cosas, para contarse las cinematográficas vivencias oníricas de cada uno.

Pero para ella no. No quedó en “solo un sueño” fue mucho mas que eso. Así que un día cualquiera (ponele Martes, no sé, pero para mi cuando dicen “día cualquiera” se refieren a un martes) mi ventanita del msn se sacudió fervorosamente. No una vez como cualquier ansioso normal que requiere mi atención... no: fueron como cien veces en menos de un minuto.

De ahí surgió la siguiente conversación:

Rain dice: ¡Pará desquiciada!

Rain dice: ¿¡Qué pasa!? Minimo “Se murió mi vieja”

Mina dice: ¡¡¡¡LO ENCONTRE!!!! LO ENCONRTE!!!!!

Mina dice: no tonto

Rain dice: ¿qué encontraste?

Mina dice: A Indi

Rain dice: eh!?

Rain dice: A quién!?

Mina dice: mirá, este es Indi.

Rain dice: a ver...

Rain dice: ¡¿PERO QUE ES ESTO MUJER!?

Mina dice: Indi ¿no es hermoso? Es exacto como en mi sueño!

Rain dice: Es un frasco de poet con mejor color y menos marca! Es enorme!!!!

Mina dice: No es tan grande.

Rain dice: 28 X 6.5CM!!!!

Rain dice: ES

Rain dice: ENORME!!!!

Mina dice: Es que me quedé pensando en lo que hablamos, y ¿sabés que? Tenes razón. Yo no necesito un hombre. No. Lo que necesito es a Indi. El no me va a preguntar si acabé o no, no me va a hablar cuando NO NECESITO que me hable, no le va a importar si me depilé o no, si estoy de buen o mal humor. No, él me va a complacer. Ni siquiera voy a preocuparme si me llama al día siguiente o si lo llamo yo. Lo guardo en el cajón y cuando quiero lo saco.

Rain dice: Todo bien... pero hay un pequeño detalle..

Mina dice: ¿Cúal?

Rain dice:ES ENORME!!! DONDE VAS A METER TODO ESO!? NINGUNA PERSONA NORMAL PUEDE BANCARSE SEMEJANTE... COSA!!!

Mina dice: si, bueno... tal vez es un poquito grande.

Rain dice: ¿Poquito?

Mina dice: Bueno, si: es enorme... pero me encantó.

Rain dice: ¿Y por qué Indi?

Mina dice: Por Indiana Jones.

Básicamente ese fue el glorioso nacimiento de Indi. El detalle es que no quedó en esa conversación por MSN, no. Trascendió barreras puesto que fue, es y será tema de conversación entre amigos, ya que nuestra amiga nos juntó a todos para comunicarnos su intencion de adquirir semejante armatoste y si bien todos teniamos reparos para su adquisición, fue Vanessia quien puso en palabras los pensamientos de todos: ¿Y para que querés algo tan grande? ¿Para hacerle un altar y ponerle estampitas?

Todo empezó con un sueño. Ella, como siempre, divina. Recostada en una cama, o lo que parecía una cama, sin embargo ¿que importaba? Lo que estaba sucediendo le sacaba las ganas de pensar. Apenas podía pensar. Etallaba de placer. Los ojos cerrados, el cuerpo humedo y los jadeos. Suyos. Solo suyos.

Porque él no jadeaba. No. Servía una y otra vez. Se entregaba a ella que lo abrazaba, lo apretaba y lo acercaba mas y mas. Se bamboleaban rítmicamente. Y en ese bamboleo ella abrió los ojos. La figura mas hermosa que jamás vio. Perfecto hasta donde el goce le permitía observar, pues solo podía detener el placer que la invadía unos momentos. Solo los suficientes como para cerciorarse del escultural cuerpo que ahora la poseía y le hacia añicos los sentidos.

Y siguió con el tiempo congelado. Solo sintiendo placer. Uno, dos, tres y abrió los ojos cuando vió las estrellas por primera vez. Y él no tenía cabeza. Era solo un cuerpo que se sacudía en ella con un ritmo demoníaco. No le importó. El placer... solo eso importaba.

El placer que la arrancó de su cuerpo. La extirpó y la llevó lejos. Cruzó la galaxia. Se sacudía en espasmos. Uno detras de otro. Rompiendo con cada vaivén la barrera de la intensidad. Se aferró aún mas, y sus manos descubrieron en ese continente humano que era su amante que le faltaban los brazos. Tal vez un escalofrío de miedo cruzó su cuerpo, pero no. No era miedo, era placer.

Intenso, infinito y eterno placer.

Sus cuerpos seguían y seguían. Salvajes, se entregaban el uno al otro. O mejor dicho, él se entregaba a ella. Ella era su diosa, su religión, su todo. Y ella, como deida complacida, lo aceptaba. Incluso cuando él dejo sus piernas por ahí en un acto de completa devoción.

Ahora era un torso. Un torso de incinerado deseo, y ella era su combustible. Cada embestida encendía la mecha y estallaban. Todo al mismo tiempo. Deliraba. Ella deliraba con esa piel que la presionaba a mas y mas. Y la atraía. Sus manos eran garrás que se clavaban y horadaban esa carne de fuego. tanto apretó que, en su deseo, lo hizó trizas.

Ahora, solo quedaba ella. Abandonada al placer que la seguía invadiendo continuamente. Le cegaba la mente. Transgredía cualquier barrera, todas las barreras. Era un espacio infinito solo ocupado por su cuerpo moribundo, sus gemidos y aquella cama. Y el placer. No lo olvidemos. Era tanto pero tanto que finalmente, despertó.

-¿Que me contás? -dijo del otro lado del telefono. Voz intranquila.
-Que estás caliente amiga mia. -dije tranquilo.
-Si... -murmuro, creo que mas para ella que para mi- Necesito un chongo. Urgente. -remarcó.
-No. -repliqué.
-¿No? -me preguntó sorprendida -¿Y qué necesito entonces? ¿una ducha fria?
-No tarada.
-¿Entonces, qué necesito? -Insistió.
-Un consolador.

Buscando el regalo perfecto para mi mejor amiga, encontré esto:

"Porque no se puede confiar en nadie, ni siquiera en usted mismo"

Eso dice debajo del nombre del adminiculo. Mi cita y yo nos quedamos pensando en él durante lo que duró la misma -de ella hablaré en otra ocasión- y llegamos a la conclusión de que se puede hacer de manera casera.

Por cierto ¿el regalo de mi amiga? lo encontré

Tal vez porque después de semejante pelicula -El secreto de tus ojos- uno tiene el alma revolucionada, pero no puedo dejar de pensar que en una vida llena de abandonos y vistas gordas yo decido hacerme cargo. Para bien o para mal, yo no me borro.

Nunca.

-Era la maravillosa historia sobre una gota de agua que no se dignaba a caer. -me dijo, y luego prosguió- Para mi es una metáfora perfecta sobre la tenacidad... ¡Fascinante!

-¿La gota terminó cayendo? -pregunté.

-Si -respondió.

-Entonces no era tenacidad; era terquedad.

Venía con mi decisión a cuestas. Dispuesto a no tropezarme una vez mas con la misma piedra. Seguro de que ahora las cosas serían diferentes. Ya no mas conformarme con algo que simplemente, se sabía, no funcionaría.

Pero como siempre en mi vida, había que confirmar la teoría. Por que las palabras son bonitas, pero si no están sustentadas con hechos, tienen el valor y el peso de un ancla pintado en un vidrio empañado.

Fue así como sistematicamente, y a lo largo de unas dos semanas, toda mi estantería de trastornados decidió hacer acto de presencia. Creo que faltaron dos, pero -a mi entender- porque tenían mi nuevo telefono ni mi msn. Gracias a dios.

Cada uno desesperado por enterarse del devenir de mi existencia y aún mas por interesarme en la de ellos. Invitaciones, preguntas, intenciones de cafés y salidas varias volaron sea por telefono, por msn o por mail.

Y con cada uno de estos sucesos, mi decisión se tambaleaba. Porque la soledad pesa, porque son historias raras e inconclusas, porque necesitaba ese abrazo y ese beso, porque soy masoquista. Por lo que sea, la cosa es que tintineaban en mi oido. Hacían ruido y lograban que cuestionara la entereza de mi decisión. Varias veces medité profundamente sobre si aceptar uno u otra invitación.

Pero no. Decidí que valgo más que citas bizarras, que personas demasiado centradas en que yo los ayude a tapar sus agüjeros o hacerme deposito de sus miserias. Mas que estar con alguién que no me da todo lo que quiero. Por lo cual mantuve mi pocisión esperando que no venderme barato no signifique jamás estar acompañado (Si, así de dramático puedo ser... ¡tengo testigos!)

Y fué justo justo ahí cuando Simón dijo Hola.

Lo veía venir a la distancia. Faltaba mucho, pero como la muerte, es inevitable: Agosto está entre nosotros, Damas y Caballeros. Así, despacito y sin aviso, llegó inmerso en vientos frios o cálidos. Es que no se decide. Nunca se decide. Es un caos de 31 días.

Me di cuenta de su arribo por el trabajo. Un día jugaba a completar papeles y ahí lo vi: 01/08/09 ¿Cómo? me pregunté ¿Ya llegó? Y si, me contestó el almanaque, retandome un poco por mi falta de atención. Desde Enero que le venía echando el ojo, para no perderlo de vista. Midiendo las distancias, viendolo mas próximo cada vez, pero conciente de que este año no me hundiría las fauces ni se llevaría ninguna parte vital de mi persona. No. Este año le ganaría al maldito, pero me burló de nuevo. En algún momento lo perdí de vista, o me perdí... no sé.

Lo único que sé es que, inevitablemente, mi mes tágico comenzó.

Es una relación rara la que tengo con Agosto. Para mi dura como diez años. No pasa más. Cada uno de sus días tiene condensado los mas extravagantes sucesos: De repente te levantas y la heladera se rompió pero el calefón -que venía pidiendo aires de cambio- ahora anda regio. Llegás al trabajo y te peleás con tu jefe a los gritos, sin embargo, después te felicita delante de todos por tu buen desempeño y entrega. Salís y perdes la billetera con todos los documentos, pero entonces encontras cien pesos en la calle mientras hablás con un amigo que te tira todos los galgos encima. Despachas a ese todo lo delicadamente que podés y vas a encontrarte con tu amor, que te deja por que "su amor es el mar" Llegás desolado nuevamente a tu departamento, te acordas de la heladera y pensas que si funcionara, te gustaría meter el corazón ¡Y oh casualidad del destino: Funciona! eso sí: el calefón se rompió otra vez.

¿Me explico?

Todo lo que no me pasó en el año (entendamos "Año": Desde un cumpleaños al siguiente) me pasa en este mes. TODO.

A veces imagino que alguien tiene un catalogo de mi vida y va tildando esas cosas que deben ocurrirme y que yo, de alguna manera u otra, tengo que sortear para aprender, no sé, ¿lecciones? El tema es que a veces, uno de estos supuestos tópicos se demora mas de lo debido y como con el cambio de año viene tambien el cambio de catalogo, este ser se pone nervioso y en vez de reprogramar la agenda ¿qué hace? Mete todo en Agosto.

TODO.

Lo extraño de este año, donde Agosto vino despacito, cabizbajo y en silencio, es que hasta ahora viene tranquilo. Y eso me asusta. Porque no sé si vengo bien, si se viene tremenda tormenta y yo acá, como cervatillo rengo rodeado de lobos; o si simplemente me importa muy poco lo que pase.

Creo que de todo, lo último sería lo peor, lo del medio lo normal y lo primero una sorpresa...

La gran pregunta que se abre es "¿Cómo?" y la única respuesta que aparece es "No sé" y no estoy acostumbrado a no saber. Siempre, de alguna manera, encuentro la manera, la forma o, al menos, la punta del hilo para empezar a hacer algo.

Ahora no.

Simplemente no la encuentro. No hay caso. Así que así estoy... comiendome la cabeza en un intento -que ahora parece vano- de encontrarle una salida a todo esto. Y no se si soy tenaz o demasiado testarudo, pero sé que no voy a parar hasta resolver lo que me aqueja.

Ahora que lo pienso, al menos está la pregunta. Creo que sería mucho peor sin ese "¿Cómo?" dando vueltas por ahí... si, definitivamente sería peor.

Y entretanto descubrí una pizzería que vende pizzas realmente enormes y muy ricas, además de darme cuenta que ya no tolero a los hipócritas ni a los que los soportan. Creo que en un futuro me voy a alejar de mucha gente... que pena.

"Yo quiero alguien que se muera por mí.
Alguien que no soporte estar con otra persona.
Alguien que me mejore y que sea mejor porque está conmigo.
Eso quiero.
O eso quise siempre.
Y no quiero conformarme más.
Si no es así, prefiero quedarme sin nada."

Esto es algo que leí este fin de semana.y Resulta que estuve de reposo, dada la depresión que me produjo la partida de una de mis bien amadas muelas del juicio (¿por qué las llaman así?) y, aburrido como estaba, me dediqué a vagar por la red. Lei mucho. Me metí en cientos de blogs, amén de actualizarme con los que leo frecuentemente.

Y entre ellos, me encontré con esta joyita: Ciega a citas. No voy a adelantar nada de la historia, solo diré que es una entretenida comedia romantica dramática. Sin embargo, la frase que encabeza este post está sacado de ahí.

Me hizo pensar (ni que fuera algo sumamente difícil) en mi situación actual. En que quiero, en que busco y en donde me meto. Mi vida hasta ahora tiene una estantería completamente dedicada a los trastornados que encontré por el camino. Hay de todo y para todos los gustos. Está ese que no quería verme por que no tenía plata, el que le molestaba que yo estuviera de buen humor, uno que solo quería que lo adorase y también, el que a la semana de conocerme quería llevarme a recorrer el mundo y mudarse conmigo (o con él, por que su dpto era mas grande) o sino, una larga lista de indecisos. Del tipo "Te quiero, me gustas, pero... no sé" y es justamente uno de ellos el que ocupa en este momento mi cabeza.

O ocupaba.

Es que esa frase resumió lo que nunca pude expresar. Cuando me preguntaban "¿Vos que querés? ¿Qué estás buscando?" juro que me sentía como cuando te dicen "Decime YA que estás pensando", o sea, nada. Ni un atisbo de idea. Solo un timido "Qué se yo... lo que dé"
¡Y UNA MIERDA "LO QUE DÉ"! Yo sé exactamente lo que quiero, lo que quise y lo que voy a seguir queriendo. Y quiero lo que escribí arriba. Así, lisa y llanamente. Quiero todo eso. No me conformo con menos... yo nunca me conformo.

Entonces, si sé lo que quiero, si lo que quiero no se condice con lo que tengo delante y si nunca me conformo ¿por qué dejarme arrastrar -una vez mas- por esa sensación conocida donde quedo de lado? Porque seamos claros, la situación apenas cambia: Yo esperando algo del otro. Algo que sé no va a venir, y en el milagroso caso de que eso llegue, no va a ser completo. No va a ser todo lo que quiero que sea. Y no es mucho lo que pido. Solo lo básico.

Y es siguiendo esta linea de pensamiento con la que decidí sacarle el polvo a mi estantería de trastornados y revisar uno a uno sus fallas. Y me di cuenta de que realmente el dicho "No sos vos, soy yo" se cumplía en todos y cada uno de ellos.

Fui yo el que se equivoco, el que bajó sus standares, el que no supo tener claro que quería, como lo quería y si realmente lo quería (si, lo sé: muchos "quería") fui realmente yo el que no pudo frenarse un momento a pensar si lo que sucedía le hacía bien o mal. Yo, ese que dejo que el otro consumiera su vida y lo dejara bamboleando con mambos ajenos en pos de una promesa lejana y difusa. Si, lo sé: un completo tarado.

Pero uno aprende. Y cuando ve venir la misma piedra (a esta altura somos intimos) tiene dos opciones: O se tropieza concientemente o aprende a esquivarla.

Yo creo que aprendí a esquivarla... no sé, con el proximo chongo se los confirmo.

Mi bio mama es un personaje. De aquellos que te sacan de quicio con solo dos palabras... o una. Y ni siquiera tiene que decirla, no. Puede estar impresa en un simple mensaje de texto. Así, de esta manera mi vida tambalea cuando llega un mensaje de texto de mi bio-mamá que reza un inocuo, insipido, desesperado y desesperante "Llamame"

Ante semejante mensaje, mi cabeza comienza a bullir en catastrofes que van desde un "Discutí (de nuevo) con tu hermana" hasta "Me estoy muriendo desangrada" Así que presto, llamo sobresaltado antes de comerme todo el guión y empezar a buscar locaciones para la filmación.

Y no. No habia catastrofe. Era simplemente por que hacía mucho que no sabía de mi y me extrañaba.

Este es solo un ejemplo, por que tenemos el otro. El tarascón, que se da en un dialogo mas o menos así:

-No viniste ayer -no hay un hola previo, ni nada por el estilo. Es frontal y directo.
-No, no fuí... te mande un mensaje. -la respuesta de Rain inocente.
-¿No fuiste a la clase de ingles?
-Y no, no fuí a Hurlingham -cabe aclarar que tomo clases de ingles los domingos y en Hurlingham por que es mi único día libre y por que me permite ver a mi gente por esos lares, entre ellos: Mi familia.
-¿No vas más? -Lo dice rápido, inocente y ni siquiera es una pregunta, no: lo asevera. Es un hecho disfrazado entre signos de interrogación.
-¿Eh? -descolocado- ...para ¿por qué hacés eso? ¿por qué aseveras que no hago algo nunca más por que falté UNA vez? ¡Basta! ¿Para eso me llamas? ¿para romperme las pelotas? -
-Ayer hice pastel de papas -creo que esto es lo que mas detesto: que ignore mi reclamo. Es olimpica la manera que tiene de no escucharme. Medalla de oro y la multitud aplaude.
-¿Qué? -completamente fuera de eje.
-Qué hice pastel de papas y no viniste... te mandé un mensaje.
-Te lo contesté y no, no fuí... -Acá me perdí, ya ni siquiera sé que le contesto.
-Mentira, no hice pastel de papas ¿cuándo venís? -y si venía exultante en ira, esto es la gota que colmo la olla de paciencia que le tengo a mi familia.
-No se cuando voy. Chau.

Y corté. El estomago me crujia, la cabeza bullia en ira y juro que estaba al borde de las lágrimas por la bronca: todo mi relax de lunes por la tarde se fue al tacho. Ira, solo sentía eso. Unas infinitas ganas de matarla por esa capacidad absoluta que tiene para tomar toda mi paz y dejarme temblando de la bronca. Así que abri el msn y hablé con Zero K "¿Vos te quejás de tu vieja? Escuchate esta" a lo que el respondió "tu vieja demostrando que te extraña es de lo peor ¿no le dijiste que con un '¿Cómo estás? te extraño' alcanza?"

Mil veces lo dije. Pero como soy digno hijo de mi madre, tomé el telefono y llamé para que sean mil y una vez, lo que nos dejó con el siguiente dialogo:

-Hola. -yo, tranqui.
-Hola. -ella tranqui.
-¡Me querés decir por que siempre haces lo mismo? -soy perro en el horoscopo chino, y no ladro.
-¿Qué cosa? -bronca me produce. Qué se haga la que no sabe de lo que le estoy hablando me genera bronca.
-En vez de decirme "Te extraño, por que no nos vemos. Voy para tu casa o vení a verme" no, tenés que armar todo esto y dejarme al borde de las lágrimas por la ira y con ganas de estrangularte. No quiero pelearme con vos ni tratarte mal... pero siempre es la misma historia. No lo hagas mas.
-Bueno -suspiro de su parte- ¿Cuál es tu numero celular?
-¿Eh? -Si, una vez mas mi bio-mamá descolocandome con una de sus salidas descolgadas- ¿No tenés mi celular? -sé que parece loco, pero mi numero de telefono nuevo se lo pasé a mi familia como veinte veces, así que no es extraño que no lo tenga. Para que se entienda: tienen una capacidad para quejarse sobre mis desapariciones, pero no están aptos para tener mi numero de telefono y llamar. No, esperan a que vaya para tirarme sus quejas sobre por que no llamo. O sea, por que YO no llamo. Llamarme es algo que, aparentemente, jamás se les pasa por al cabeza. y cuando lo hacen... bueno, vienen leyendo el dialogo ¿no?- te lo paso -resignado.
-Es que todavía no estoy ducha en esto de los celulares y te estaba escribiendo un mensaje -"entonces si lo tenía..." pense "...me perdí ¿qué onda acá?"
-Volviendo, no hagas más eso. No me gusta pelearme con vos.
-¿Tenes el cel de Andre? -esto es una gastada.
-Si, anotá -Andre es mi Madre y también amiga de mi bio-mamá.
-Gracias. Me tengo que ir... ¿te llegó el mensaje?
-Si, ahora lo leo. besos.
-Besos -y me cortó.

Así que desorientado por lo bizarro de la conclusión de la charla, abri el celular y lei:

"Aceptame como soy. Intentado mejorar día a día y con mis taras. TE AMO"

Y ahí caí en que:

A) No es el primer mensaje que me manda diciendome lo mismo.
B) No va a cambiar.
C) No puedo no amarla.

Y no queria, no quería y no quería. No iba a moverse. No. En otra vida había sido mula y todas sus mañas se le colaron en los genes de esta encarnación. No había fuerza en la tierra que lo moviera. Se plantó, se detuvo, se frenó, se empotró al piso ¿Por qué? ¡Fácil! Simplemente la derecha no se le antojaba.

El quería ir por la izquierda. Evidentemente los mejores árboles estaban a la izquierda. Y era evidente tambíen que su dueña no podía percibir la obvia diferencia entre los árboles de la derecha y los de la izquierda. Él le enseñaría, ya que como dije, no pensaba siquiera mover un pelo.

entonces, en esa esquina de Diaz Velez y Rio de Janeiro ella tiraba y tiraba, primero desde un costado, tiró tres veces de la correa, y nada; cambió de lado y nuevamente tiró tres veces. No se movió ni un milimetro. Cambio de estrategia: esta vez se puso delante y tiro con mas fuerza mientras esos ojos de dulce de leche le decían "no, allá no... por acá" Cuatro veces lo intentó. Mientras, yo miraba azorado y risueño.

Finalmente, hubo un ganador: él, cuando su dueña decidió que esa esquina tenía solo izquierda. Ahí si, movio la cola y arrancó. No pude evitar reirme. Su dueña me miro, alzo los hombros y se rio conmigo

¿Él? Feliz rumbo a los árboles de la izquierda.

Después de mucho tiempo, donde paso todo y nada (es increible todo lo que puede pasar cuando no pasa nada) volví.

No solo recuperé mi PC, sino que tambien el celular (cuya busqueda y adquisición merece todo un post) así que heme aquí, nuevamente conectado, así que pronto me pondré al día con mis posteos, mis lecturas y mis escritos.

Sin embargo, la conclusión mas importante a la que llegué durante estos días de enfermedad y demas demases es que soy un tipo feliz. Feliz con lo que tengo, con lo que vivi y con lo que queda por vivir.

Así que siguiendo la linea del post anterior:

Rain esta recuperado.

Rain está vivo.

Rain está feliz....

... pero lo mas importante: Rain está en paz.

Rain está cansado.

Rain está triste.

Rain está sin ganas.

Rain está enfermo.

En otras palabras, Rain no está.

Cuanto más cansado estás, mas pensamientos pelotudos tenés.

Caminaba con el paso perdido. Miraba el piso: cada baldosa que pasaba parecía la misma ¿Estaba realmente moviendose? Pensaba que si, que cada paso lo acercaba un poco mas a su destino, sin embargo no quería levantar la mirada. Hacerlo indicaría cuanto tiempo mas le llevaría el simple trayecto que se había marcado.

Al principio, había decidio caminar. Hacia años de esto, de esta caminata. Fue un momento nomas, tomar la decisión y comenzar el viaje. No habia momento en su vida donde no se supiera caminando. Sin embargo, esa baldosa que era la misma y era otra a veces lo confundía y se sentía quieto.

No era hasta que levantaba la mirada que observaba como el paisaje a su alrededor cambiaba y mutaba. No era sino hasta que hechaba una mirada por sobre su hombro que podía calcular la distancia entre el punto de inicio y su presente. Y no era sino hasta que miraba adelante, que caía en cuan poco le faltaba para llegar a la meta.

Y se asustaba, y volvia los ojos a la baldosa buscando esa sensación de quietud y congelamiento. De alguna manera, se sentía seguro y cómodo sabiendose quieto. Inconciente del paso del tiempo y la distancia. Es que así, embotado por la poli-baldosa, podía caminar sin darse cuenta.

Pero la baldosa comenzo a mostrar grietas. Infimas e imperceptibles para cualquiera menos para él, que a esta altura ya era un experto en baldosología. Ahora sabía concientemente que jamas era la misma bladosa, que no podía continuar esa mentira. Entonces levantó la mirada.

Miró hacia adelante, hacia un costado luego y el otro despues, para finalmente clavar su mirada en el horizonte que se acercaba; mas no miró hacia atras. Estaba cansado de mirar hacia atras. Y lo que vió le gustó. Sintió como su paso se apuraba al mismo ritmo que la sonrisa se curvaba limpia en su rostro. El corazón palpitaba rebozante de vida justo cuando sus manos abandonaban de una vez el eterno refugio que eran los bolsillos.

Fue en ese momento que el camino recorrido, toda la distancia desde el punto de inicio hasta su presente andar, descendió sobre toda su persona. Por sus ojos, por su cuerpo todo pasaron las penurias y los logros conseguidos. En un flash vio cada una de las batallas lidiadas, cada victoria, cada derrota, cada escollo del camino, cada puente, puerta o muro aparecidos hasta el momento y como sorteó cada uno de ellos. Como disfrutó con lo bueno y sobrellevó lo malo. Ya no vió baldosas, sino cada momento de su vida condensado en un flash de entendimiento.

Y se detuvo. Por primera vez en su largo viaje se detuvo.

Completamente aterrado. Paralizado por el miedo, miró hacia atras e intento volver a lo que era: un simple caminante que no despegaba sus ojos de la misma baldosa, pero fue inútil. Así que ideó otra manera de evitar proseguir: Se anestesió.

Logró que su cuerpo durmiera, tanto que parecía piedra, no hombre. De esta manera, evitaba el horror que veía acercarse cada vez mas. El inevitable desecenlace de su camino. El único posible. Y así fue como sus extremidades cayeron en el sueño, sus manos se embotaron, sus rodillas flaquearon y su corazón apaciguó su canto hasta ser casi imperceptible.

Sin embargo su cabeza rezumbaba en un ruido de pensamientos que no podía calmar, pues, aunque todo él estaba dormido, su mente permanecía activa viendo con horror todo lo que podía lograr, todo lo que podiá conquistar si continuaba caminando.

Y es ese terror, no otro, lo que lo mantiene quieto... por el momento.

Trabajar de noche tiene sus cosas. Las hay buenas y malas. Uno vive al revéz: cuando todos van, vos volvés, uno se acuesta temprano a la mañana y se levanta entrada la tarde. Se deja de desayunar, almorzar o merendar, y se pasa a desalmorzar y almormerendar, que es como un mix entre tres de las cuatro comidas básicas.

¿Cómo es esto? Fácil: Arroz con tostadas y un yogurt en el caso del primero, y dos tostados con una taza grande de café con leche. Si, puede parecer un asco, pero no es tan malo. No hay que olvidar que uno no quiere comer cuando llega: Lo que quiere es dormir.

De todas maneras, dejando el tema de la comida de lado, nadie te quita el placer de acostarte a las siete de la mañana y levantarte tarde. Tanto como las ocupaciones del día te lo permitan, pues, trabajar de noche te deja la tarde libre para que la rellenes con lo que quieras. Y eso es muy bueno.

Pero una cosa mala que tiene todo esto es que perdes, justamente, las noches. No mas cenas, no mas salidas entre semanas, no mas función nocturna ni interacción con amigos/familia/novios/as. No, de eso nada. sin embargo, lo mas trágico de esta situción -y que por eso se menciona aparte- es que perdés la noche del viernes.

Viernes. Añorado viernes. El día de la semana mas esperado. La linea de partida para dos días de absoluta libertad. El viernes se trabaja distinto, relajado, casi descansado (o directamente no se trabaja, según mi teoria personal) pues sabes que al día siguiente podés levantarte tarde, no levantarte o hacerlo pero para planes que no incluyan viajar durante una hora hacinado como una vaca hacia el matadero. Así de maravilloso es el viernes.

Y trabajando de noche lo perdés. No hay replica que valga, tu día favorito se perdió y no te podes quejar. Lo único que podés hacer es darte cuenta que sacrificando el viernes recuperaste el domingo y el lunes. Si, el lunes. Lo que pasa es que al entrar tarde a trabajar el lunes pesa menos. Y el domingo... bueno, el domingo pierde el tono lugubre y nostálgico que suele tener para los trabajadores de día, por que vos, laburante nocturno, al día siguiente no tenés que levantarte temprano.

Y eso... eso es muy bueno.

A veces el trailer es mejor que la pelicula.

Y hay veces que no te das cuenta, que pensas que está mal, entonces no lo haces y despues hablás, y te encontrás con que te lo imaginaste, que no era así y que todo puede parecer una patada pero que se arregla con una puteada.

-Es que el otro día estuve necesitando guita. Estaba ahorcadisimo, pero ya lo arreglé.
-¿Y por qué no llamaste? Escuchame, yo estoy casi siempre por capital y llevo la tarjeta encima. Vamos a un cajero, sacamos la plata y listo.
-No, pará... quiero decir, gracias, pero -acá no sabia como poner en claro mis ideas- pero no te llamo hace mil, casi no nos vemos, y cuando digo casi me refiero a que creo que pasó un mes desde la última vez que te vi. Ni da... que se yo, me pongo en tu lugar y si me pasara a mi, lo minimo que sentiría sería una patada al higado.
-No, patada no. Te putearía y listo.

Y también hay veces en que caes en porque esta Amiga se ganó la A mayuscula.

Hoy tuve un sueño raro: Soñe que tenia un oso en casa. Estaba así como secuestrado, bah! no... rescatado mejor dicho, por que terminó en casa despues de que una chica en la calle me pidiera que lo salvara momentos antes de que se la llevara la policia. Justo por eso me lo pidió.
Así que termine en casa, con el oso, que no paraba de romper todo, pensando como sacarlo de ahí (¡¿Como demonios se saca a un oso de una casa sin llamar la atención!?) sin que se lo llevara la policia mientras intentaba que no se comiera a la gata. Y a mi.

Por que el miedo pasaba por que si me dormía o le sacaba los ojos de encima, esa bestia me deglutia como un bocadito. Así que me encerraba en la cocina con la gata.

En el sueño, recuerdo que me quedaba ahí sopesando mis opciones y cada una de ellas conllevaba ser ingerido de distintas maneras por la bestia menos la que hacia referencia a quedarme en la cocina. Pero no me podía quedar ahí para siempre, ademas me daba bronca ¡mierda, era mi casa la que estaba destruyendo! por lo cual salí dispuesto a ser engullido peleando.

Una pesadilla: Yo saliendo de la cocina, a la espera de encontrarme con el animal que estaba mas que dispuesto a usar mis costillas de mondadientes, temiendo por mi vida y por el futuro de mi gata pues quien iba a salvarla del oso si yo perecia. El corazón me latia a mil, el sudor recorría mi cuerpo que no paraba de temblar y por mi cabeza pasaban miles de situaciones que francamente terminaban igual: Yo, muerto.

Pero giró al lado de lo bizarro cuando el oso en cuestion tomó forma humana y resultó ser Diego Ramos, que no era Diego Ramos, sino el oso disfrutando de verme aterrado. Recuerdo que me que quede mirandolo mientras pensaba "¿Pero que mierda...?" mientras el oso/Diego Ramos se recostaba en mi sillon destruido y tomando un trago de esos que tienen sombrillita me decia "Vine para quedarme, no me podes sacar" con una sonrisa. Ademas, iba vestido con una bermuda y una camisa hawaiana amarillo patito con palmeritas verdes.

y ahí se me fue el miedo. Simplemente me quedé un poco confundido... tanto que cuando desperté no sabia que pensar, pues despues de todo no tenía intenciones de comerme y tal vez por eso lo escribo, por que no se que pensar ¿Me quería comer o no?

¡Dios, como me gusta escribir! Si la vida se me pasa en buscar la oración perfecta, el significado exacto de lo que quiero expresar, la sensación precisa que quiero plasmar, entonces, esta vida tuvo sentido.

Y seré bueno, seré malo... pero ¿quién me quita lo escrito?

Erase una vez un hombre que quería sentir algo especial por alguien, quería sentirse especial para alguien. Para compartir su vida, sus cosas. Pensamientos, momentos, anhelos y proyectos. Tirar juntos de un carro donde las vidas de ambos sumaran, sin importar los baches del camino, pues para eso eran cuatro hombros, dos espaldas, cuatro brazos y cuatro piernas. Porque si se cansaba, este hombre sabría que tendría respaldo. Y por que sabía que podría respaldar a ese otro tan especial.

De pronto, un día cualquiera, se encontró con otro. Otro que lo conmovió en todos los niveles... bueno, casi todos. Y era imposible, él lo sabía, pero jugo a creer en improvables y así transcurrieron sus días con sus noches. Cada día, este pobre iluso, pensaba "hoy será" y el tiempo pasó, llenando el almanaques con un único día: Hoy será.

Y mientras esperaba su vida dejo de tener sentido. Sus proyectos, sus anhelos, sus deseos fueron frenados por ese maldito día que nunca llegaba. Sin embargo, despues de meses de práctica, jugar a ser ciego ya era mas costumbre que juego, así que posponía y posponía todo en pos de la compañía anhelada que parecía no llegar nunca, y como es un convencido de que "nunca" es solo un periodo mas largo de tiempo, el se mantenía, convirtiendo imposibles en improvables. Negando lo obvio y olvidandose de lo mas básico de su deseo: Si queria compartir su vida con alguien, primero tenía que tener una.

Un día se despertó y vio lo que lo rodeaba, no estaba nada mal, sin embargo, todo se encontraba congelado. Detenido en el tiempo. Y no le gustó. Fue en ese preciso instante donde la venda finalmente cayó de sus ojos. Y supo que tenía que hacer algo.

Lo hizo. Tomó el almanaque y lo lanzó a la basura. Cansado de imposibles, dejo que el espiritu de don quijote abandonara su cuerpo y se alejó de los molinos con rumbo a nuevos horizontes. Así que ahora este buen señor modela su vida, le encuentra matices y formas nuevas. Reactiva proyectos y objetivos personales. Sonrie viendo el porvenir pero se ancla en el presente. Y por vez primera tiene la certeza de que si alguna vez aparece alguien, sera mas bien una consecuencia que un fin.

-Sabía que esto iba a pasar. -Margarita gimoteaba desconsolada del otro lado del telefono- Sabía que no había ninguna esperanza ahí y sin embargo me embale como una pelotuda, esperando encontrar... no se...
-Bueno Magui -trataba de consolarla Mauricio- ¡Ya está! dejá de castigarte. ¡Qué queres que te diga!
-Que soy una pelotuda con T de tarada, eso quiero que me digas -gritó furiosa- puede ser que siempre pase lo mismo, yo no aprendo mas. Siempre me enamoro de imposibles, ni siquiera improbables, no: IM-PO-SI-BLES.
-¡Hay Magui! calmate, la vida continúa, deja que esto discurra y se cure con el tiempo ¿qué podés hacer?
-Matarme. Eso puedo hacer -sentenció furiosa-. Eso quiero hacer, me quiero matar. -replicó más tranquila, pero dejando que la pena se colara por la linea del telefono- Era una situación imposible ¿me querés decir porque sabiendolo me metí? ¿y ahora que hago? Nada, por que no puedo hacer nada. Sentirme mal nomás...
-Me tenés cansado. Basta. -la interrumpió- ¿Hace cuanto que nos conocemos? Años ya y siempre es la misma historia. Dejate de joder y no te quejes mas, tenés un montón de cosas por las que seguir para adelante. Este no es el fin del mundo, el anterior no fue el fin del mundo y también pensabas que te ibas a morir. El mundo no se acabó.
-Si, lo sé... -arrugó mientras buscaba una forma de explicarse a si misma- es que no se por qué me pasa esto.
-Te pasa esto por que todavía no aprendiste que a veces, se pierde.
-Yo no quiero perder.
-Nadie quiere perder corazón, pero es así, no se discute. Sin embargo, no dejes de apostar, por que así como a veces se pierde, tambien se gana.
-Mauri
-¿Qué?
-¿Te querés casar conmigo?

Me matan las cosquillas de haberme desafiado a mi mismo.
Me mata esperar la respuesta.
Me mata el abismo de lo desconocido.
Me mata.

Y no puedo dejar de sonreir.

Está tarde tuve una cita con mi bio-mama. Almorzamos, charlamos, salimos a pasear por Caballito -sus pagos, por que vivió por aca toda su infancia, adolecencia y parte de su vida adulta por estos lares hasta que se casó y se mudó a Hurlingham- y fuimos al cine.

Se estrenó Star Treck y como a ella le fascina no podía no invitarla. Cabe destacar que desde que me mudé, la relación con ella cambió muchisimo. Un completo giro de 180°. Así que ahora conversamos y aprovecho para tomar un poco de esa sabiduría que sé que tiene pero que quedaba empañada en una historia densa y enroscada. Y aunque estoy atento, la realidad es que me sorprende y bastante.

El caso es que estabamos tomando un café mientras esperabamos la hora para la pelicula -es que ella es extremadamente puntual, así que salimos como con una hora de anticipación- y yo le comentaba mis miedos sobre una historia que no comprendía. Que no puedo (incluso ahora) predecir como va a terminar y que me asusta el hecho de al final quedar hecho trizas... una vez mas. En definitiva, le comentaba sobre mi miedo al futuro.

Recuerdo que sonrió y me miró con sus cincuenta y tantos años redondeando sus ojos celestes tan vivos y tan intensos y dijo: - Pero lo viviste ¿quién te quita eso?

Y fué toda esa verdad contenida en una frase tan simple la que me relajó y, de alguna manera, alivió mis temores por que lo estoy viviendo ¿quién puede quitarme eso?

Lo mas importante de volar, es saber aterrizar.

Estoy tan cansado de ser el palo en mi rueda.
Tan al limite de esto que ya amerita una solución.
Me explicaría un poco mas, pero el cansancio me puede así que solo voy a decir esto: Soy mi peor enemigo.
Nada más.

-Hola ¿todo bien?
-Si, muy bien ¿y vos?
-Todo bien ¿vos?
-Bien, bien ¿entonces todo bien?
-Si, muy bien.

Y si, a las seis de la mañana, a una hora de irme del laburo yo y recién llegado él, la conversación brilla por su auscencia.

No se hacerlo, pero estoy aprendiendo. Es esa cosa llamada ternura. Me sale con todos, menos conmigo. Así que en plan de ejercicio, me compre flores.
Y las rosas se ven tan bonitas sobre mi mesa ratona.

Por lo general vivo a la tarde. Cuando digo "vivo" me refiero a cualquier actividad que realices despues de despertarte, ya sea desayunar, ir al trabajo, salir a hacer trámites, ir al gimnasio... bueno, lo que sea que complemente un día común y corriente en tu vida.

La cuestión es que hace mas o menos un mes trabajo de noche. Eso significa que me levanto entre las dos y las tres de la tarde, y despues de almormerendar, arranco con mis actividades. Tengo varias, y por lo general se degusta mejor si no llego a ellas despues del trabajo. Eso sin mencionar la delicia que resulta ir a trabajar sin apuros... bueno, no tan cierto: hay veces que corro para llegar, pero esos días son los menos.

El drama sucede cuando tengo una semana "a la mañana"

Una semana a la mañana se disfraza como cualquier otra semana. El lunes me levanto tarde, hago mis cosas y voy al trabajo. Nada anormal hasta ahora ¿no? de hecho todo parece tranquilo hasta que cruzo la puerta del departamento el martes por la mañana. Ahi es como si Duracell, Eveready y Energizer hubieran hecho un pacto y decidieran descargar todas sus reservas de aca al año 2015 en mi cuerpo.

Los ojos no se quieren cerrar. La mente bulle en ideas y ganas. La cama se siente como el infierno y no hay forma, vuelta o pocisión que a mi cuerpo le parezca cómoda: En esa semana, al menos a la mañana, la horizontalidad no es para mí. Y parece que no solo es mi cuerpo, no: durante mi semana a la mañana, la ciudad ruge. De repente el bocinazo es el idioma universal, y la calle a la que da él ventanal se declara Senda Nacional para Tránsito Pesado. Lo juro. Todo esto mientras yo deseo/anhelo/ansío solo una cosa: Dormir.

Una semana a la mañana es un infierno, no solo por que me cuesta enterarme de ella (me lleva dos mañanas darme cuenta que estoy cursando la semana infernal) sino por que todas mis actividades vespertinas quedan suspendidas. De todas las cosas que realizo, solo algunas puedo mover.

Pero eso no es lo peor: lo peor es no resignarse a que una semana a la mañana dura exactamente siete días. Ni mas, ni menos.

Lo mas dificil a la hora de contar una historia es definir que es lo que queremos contar. Una vez definido este detalle, el resto viene solo. Así que, como ando medio caido de ideas, acepto sugerencias.

Asi que por eso el post. Denme una idea sobre algo que pueda escribir y yo lo hago, vendría a ser algo así como un ejercicio para mi.

Cuando algo se rompe, no siempre hace crack.

¿Cómo hacer para derribar un ideal? Es complicado siquiera pensarlo, porque un ideal es la brújula que nos guía. Nos marca el norte, y como buenos Boy Scouts que somos, hacemos todo lo posible por dar todos los pasos necesarios hasta alcanzarlo.

No importa cuan lejos, no importa cuan difícil sea, todos nuestros esfuerzos están puestos en llegar a esa meta deseada y anhelada. Nos sentiríamos completos tan solo arañando la punta, pero la cruda verdad del Ideal es esta: Nunca jamas vamos a alcanzarlo, no importa cuanto nos descarnemos, cuanto de nosotros se pierda en el camino y cuan cambiados estemos para ese entonces; la realidad marca que jamas llegaremos a "Ese entonces" Somo como el limite: Tendemos a...

Y es todo bonito... hasta que uno cae en que el Ideal que estuvo siguiendo toda su vida resulta ser una espiral descendente hacia la destrucción. Y no importa cuantas señales de alerta, cuantos semaforos en rojos te hayas puesto enfrente: Lo seguis haciendo hasta que o te des cuenta o pierdas la vida.

Yo me di cuenta.

¿Entonces? Entonces ahora queda el vacio, el espacio y las viejas costumbres que se rehusan a irse. En parte por la costumbre y en parte por que sin ellas no nos sentiríamos nosotros. Y es molesto, duele y se siente incomodo. Es como querer ponerse una remera que definitivamente ya no te queda. Dejar cosas atras, cosas que pensaste que jamas cambiarían, duele. Dejarse a uno mismo detras, sacarse los disfrazes y empezar de cero, duele. Y cuesta. Por que nos sentimos desnudos y perdidos.

Y así estoy, desnudo y perdido. Esperando que lo que viene sea mejor que lo que fue, pero sabiendo que no hay vuelta atras.

Si corres, te caes.

Todo es tan extraño. Es como estar en una bruma y no ver el final del camino. Cuando el llega el mundo se torna neblinoso. Las cosas se confunden, los limites pierden sentido y las formas ya no son tan nitidas. Lo imposible se torna improbable.

Y está esa chance, del 0,001%. Solo eso necesita un corazon para latir con fuerza. Para dar la ultima brazada. Es como estar en el desierto, muerto de sed y calor, y vislumbrar a lo lejos un oasis... perdon: Un Oasis. La promesa de la tierra prometida, el descanso necesario y la caricia reparadora del viento en tus mejillas ¿Que mas se puede pedir?

El es eso. Un Oasis a lo lejos que se ve apetitoso pero que no se sabe, no se sabe si es espejismo dibujado por un corazon cansado o realmente un pedazo de belleza en un mundo arido. Con él no se sabe.

Todo se ve neblinoso cuando el entra en escena. El cuerpo se agita, la mente solo escupe preguntas y la sorpresa aniquila cualquier pensamiento conciente. Solo queda un rastro de perfume, algun chiste tonto que despierta sonrisas y una sensacion calida en el corazon.

Pero mas que nada, lo que el deja son dudas.

Desde la ultima vez que me di una vuelta por aca hay tanto para decir, tantas cosas para contar pero tan pocas ganas. El por que es simple: Escribirlo haria que mis dudas sean reales y no solo un hilo de pensamiento atravezando mi cabeza.

Pasaron cosas... pasan cosas, que no entiendo. Cosas que elevan mi inseguridad nata a un millon mas uno. ¿Como una persona acostumbrada a estar en mil lugares al mismo tiempo puede estar segura de algo? Es mi caso.

No se que me pasa, no se que le pasa... en definitiva, no se nada. Solo que este dolorcito volvio. Tal vez por que es improbable, por que no puede ser, por que es demasiado complicado y parece que a mi me encanta complicarme la vida. No se.

De hecho no se nada. Asi que mientras me pregunto todo, trato de retomar mi vida. La engancho con fuerza para no perderla, por que hacerlo sería perderme de nuevo, y estuve tanto tiempo perdido que la sola idea de que ocurra una vez mas me aterroriza.

Creo que es de lo unico que estoy seguro: No quiero perderme otra vez... ¿el resto? veré como se soluciona, despues de todo no hay mucho que pueda hacer ¿No?

Carta Magna

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