Me llevó casi siete meses darme cuenta. Supongo que es normal que de un momento a otro sientas dentro de tu craneo ese >clic< que te demuestra que ya no sos el mismo, que las cosas cambiaron. Me llevó siete meses.

Siete meses y una distención en el hombro derecho.

Hace dos semanas, camino al trabajo me resbalé y para no caerme atiné a agarrarme de un poste. ¿Conclusión? Hice un mal movimiento y me distendí los musculos de torción del hombro. Partes del cuerpo completamente diminutas, pero que cuando se inflaman duelen como el infierno.

Ahora no duele, pero en su momento sí. En este momento es simplemente una molestia. Si hay algo que no puedo decir es que no lo venía venir. Mi vida estaba muy agitada por ese entonces y yo venía con un ritmo que a duras penas podía mantener. Y como siempre que voy descontroladamente rápido, la vida me detiene. Me fuerza a hacer una pausa.

Al principio no comprendía y me molestaba esta pseudo inmovilidad. En serio. Pero con el correr de los días, estando casi la mayor parte del tiempo en el departamento con Gea y Bac, deje de saturarme la cabeza con preguntas y decidí tomarme una semana de vacaciones. Tampoco fue que me costó demasiado, quiero decir: Estaba completamente apático.

No quería hacer nada de nada.

Apenas sentía deseos de salir de la cama o hacer cualquier cosa que implicara movimiento. Sin embargo, estar quieto no evito que todo lo que sucedió en estos siete meses desfilara frente a mis ojos de una manera contundente. Y no se detuvo ahi, no. Prosiguió más y más hacia el pasado. De alguna manera me encontré escarbando en el pasado, sacando a la luz todos esos trapitos sucios que por ser demasiado dolorosos no queremos ver.

Tal vez la apatía no es tan mala después de todo, porque me vi impedido de frenar esa misma que se extendía por todo mi cerebro. Las imagenes vividas de lo que fue, pero que hubiera deseado fuera de otra manera. La realidad marca que las cosas no son como uno espera que sean. Las cosas simplemente son.

Y uno tiene que aprender a vivir con ellas.

A veces tengo la sensación que no somos más que una catarata de mentiras. A los demás y a nosotros mismos. No paramos de decirnos cosas que en nuestro interior sabemos son pura falsedad. Y siguiendo esta linea, siempre me pregunté por qué. Creo que la respuesta es por el dolor. A veces, aceptar las cosas como son simplemente duele más que cualquier otra cosas en este bendito universo. Porque no tenemos los padres que querríamos, los hermanos que soñabamos, los amigos o los estudios. No importa el motivo. Cada uno sabe, y como sabe, duele.

En mi caso particular, viniendo como vengo de una historia familiar enroscadisima y siendo como soy, incapaz de no ver lo que hay a mi alrededor, este dolor era simplemente intolerable. Tanto que me forzé a vivir en tres planos. Uno donde intentaba por todos los medios que las cosas fueran como deberían ser sin importar el costo, otro donde estaba obligado a obedecer si quería sobrevivir -si, sobrevivir- y por ultimo uno donde era libre.

Libre. Simplemente yo conmigo mismo viviendo mil y un aventuras lejos de todo y todos los que conocía. Fueron tiempos donde hice mil cosas, muchas de las cuales no me enorgullecen, más teniendo en cuenta el motivo: Porque podía.

En fin, ahora, con esta inmovilidad que agradesco, todo eso se cayó. Las máscaras desaparecieron y me di cuenta que no se puede vivir en tres planos. Ya no más. Las cosas que estoy viviendo me fuerzan a tomar decisiones. O mejor dicho, decisión. Tal vez la más importante de mi vida.

Vivir según mis propias espectativas.

Lo curioso de esto es que no sé cuales son. Me encontré a mi mismo preguntandome cual era el rumbo, para donde iba, si realmente quería ir hacia donde apuntaba la brujula y que estaba esperando de mi.

¿Qué estoy esperando yo de mi? Simple y concisa pregunta. No hay ninguna otra voz de nadie más en mi cabeza que simplemente la mía. Preguntando, no reclamando, hacia donde quiero ir. Y se siente como en esas peliculas donde el personaje tiene una epifanía despues de tanta mala suerte con la no-chica de turno y decide que no es la chica, sino él el que tiene que cambiar.

No sé... por primera vez me siento limpio. Claro. Y sin apuro. No sé a donde voy a ir, no sé a donde voy a llegar -siempre en el caso de que haya algún lugar donde llegar- pero francamente no me importa. Hoy por hoy, lo único que vale es que estoy caminando y descubriendome. Sin prisa, pero sin pausa.

¿Acaso no es genial?

3 comentarios:

Claro que es genial!
El texto es genial, y esto que te pasa también!
Tengo que aclararte que estamos viviendo casi las mismas cosas, y quizás por eso iba leyendo y asintiendo como una boba con la cabeza, con un constante "claro, lo entiendo, es lo mismo" todo el tiempo resonando en mi cabecita.
Esa distención no habrá sido más que el freno que necesitabas. Obligado. Es que a veces, si no se da asi, por iniciativa propia no frenamos,y seguimos subidos a ese tren que nada bien nos hace.
Tres planos no son sanos. Dos tampoco, incluso uno; si no es auténtico, no lo és.
Vivimos pensando en como sería una mejor vida, en como conformar, en que cosas nos harían felices, que habría que modificar, blablabla; pero no lo llevamos a cabo. Es el plan de vida, pero mientras tanto, vamos armando una obra paralela, que es la vida que llevamos en realidad. Y las obligaciones, la falta de tiempo, el miedo, la rutina y sarasa son los que nos impiden plantarnos y poner un poco de orden a tanto caos.
Hasta que llega la distención. Frenás o frenás.
A mi me cayó una enfermedad que me hizo caer todas las fichas.
Asi que aca estoy, como vos, sin apuro, tratando de acomodar todo, y redescubriéndome. Viendo todo desde otro punto de vista. Y si, es genial.
Montonote de besos, mimos para ese hombro, y buenas vibras para empezar la semana =)

obvio que es genial! es buenisimo sentitrse claro, pero por eso mismo, no esperes nada de vos, simplemente deja fluir y las cosas van a ir acomodandose y surgiendo solas... no esfuerces nada...

sino es como el cuerpo, cuando uno le pide mas de lo que puede dar, el responde asi, distenciones, fracturas, desgarros... este último es el que hoy me acompaña a mi, en mi pierna por tampoco saber parar a tiempo...

saludos!

Nenito, paso a desearte un lindo fin de semana.
Besote grande!

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