Este año ni siquiera lo vi venir. Quiero decir, con todas las cosas que me sucedieron, lo menos que pensaba era que este año TAMBIEN iba a llegar. Sin embargo era inevitable. Después de todo, a Julio siempre le sigue Agosto.

Como mencioné antes, este año no dejo de darme un palo detrás de otro. Una prueba seguida por otra y así. Desde Enero hasta ahora no puedo decir que la pasé bien, de hecho, fueron tantas cosas -y tan enroscadas por cierto- que me cuesta aún procesarlas. Y para mi, procesarlas, implica poder escribir sobre ellas. Por eso no pude actualizar el blog. No porque no tuviera nada para decir, sino porque tenía demasiado entre las manos.

Demasiado.

Mucho de todo y en todos los sentidos. Algunas increiblemente dolorosas y otras que, bueno, no son menos dolorosas pero que -al menos- sabía en algún momento saltarían e intentarían derrotarme. Y la verdad es que me doblé como un junco, sin embargo, acá estoy: dando batalla.

Debo decir que cuando Gea partió pensé que nada podía ser peor. Que con ese inevitable había cumplido mi cuota de dolor anual. Inocentemente, creía que el resto del año iba a ser tranquilo. No un viaje en carro pero si algo más tolerable. Pero me equivoqué, porque Agosto arribó a mi vida. Y en su saña sacudió mi estabilidad como ningún otro mes. Pero la jugada le salió mal.

Porque esta vez tengo un Plan B.

Sucede que de buenas a primeras calusuraron el laboratorio. Lo cerraron de manera provisional. Y dejaron a todos en el laburo preguntandose que sería de nuestro futuro. La última semana el radio pasillo estuvo escupiendo lava por la empresa. Tantos rumores que mareaban: que nos iban a adelantar las vacaciones, que nos iban a mandar a casa y nos iban a pagar el 75% del sueldo, ¡no! mejor el 50%, pero seamos fatalistas y digamos el 25% que suena más oscuro. Realmente el hormiguero estaba revuelto. Las caras largas se derretían y nadie sabía nada, porque de arriba no decían ni mu. Así que la histeria colectiva crecía y crecía. Todos locos, todos aterrados, todos pensando lo peor.

Menos yo.

Por que Rain tiene un Plan B. Y ante tanta histeria colectiva yo simplemente sonreía. Porque este plan es mi pequeño colchón contra las atrocidades de Agosto. Y de la Argentina, donde "Inestable" es una palabra que se queda corta para todo lo que implica.

Ahora las cosas están mas calmadas pues nos reahabilitaron y todos podemos volver a trabajar tranquilos. Sin embargo, habría que ser ciegos para creer que esto no puede volver a ocurrir. Y tengo muchos defectos, pero la ceguera no es uno de ellos. Para mi fue un llamado de atención. Uno importante. Uno que dice "Nene, metele pila al Plan B".

Un llamado al que pretendo atender.

Carta Magna

--->Under construction<---

Seguidores