Y no queria, no quería y no quería. No iba a moverse. No. En otra vida había sido mula y todas sus mañas se le colaron en los genes de esta encarnación. No había fuerza en la tierra que lo moviera. Se plantó, se detuvo, se frenó, se empotró al piso ¿Por qué? ¡Fácil! Simplemente la derecha no se le antojaba.

El quería ir por la izquierda. Evidentemente los mejores árboles estaban a la izquierda. Y era evidente tambíen que su dueña no podía percibir la obvia diferencia entre los árboles de la derecha y los de la izquierda. Él le enseñaría, ya que como dije, no pensaba siquiera mover un pelo.

entonces, en esa esquina de Diaz Velez y Rio de Janeiro ella tiraba y tiraba, primero desde un costado, tiró tres veces de la correa, y nada; cambió de lado y nuevamente tiró tres veces. No se movió ni un milimetro. Cambio de estrategia: esta vez se puso delante y tiro con mas fuerza mientras esos ojos de dulce de leche le decían "no, allá no... por acá" Cuatro veces lo intentó. Mientras, yo miraba azorado y risueño.

Finalmente, hubo un ganador: él, cuando su dueña decidió que esa esquina tenía solo izquierda. Ahí si, movio la cola y arrancó. No pude evitar reirme. Su dueña me miro, alzo los hombros y se rio conmigo

¿Él? Feliz rumbo a los árboles de la izquierda.

4 comentarios:

Feliz haciéndo el camino elegido.
Como cuando nos sale a nosotros, no?

Se resistió por lo que quería y ganó, un maestro!!
Besote querido!! =)

persevera y trunfuras!! jaja
lindo texto.
besoo!

PD sino fuera por el titulo hubiese pensado que se trataba de un caballo :P

Qué linda forma de contar una escena cotidiana :)


Besos!

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