Caminaba con el paso perdido. Miraba el piso: cada baldosa que pasaba parecía la misma ¿Estaba realmente moviendose? Pensaba que si, que cada paso lo acercaba un poco mas a su destino, sin embargo no quería levantar la mirada. Hacerlo indicaría cuanto tiempo mas le llevaría el simple trayecto que se había marcado.

Al principio, había decidio caminar. Hacia años de esto, de esta caminata. Fue un momento nomas, tomar la decisión y comenzar el viaje. No habia momento en su vida donde no se supiera caminando. Sin embargo, esa baldosa que era la misma y era otra a veces lo confundía y se sentía quieto.

No era hasta que levantaba la mirada que observaba como el paisaje a su alrededor cambiaba y mutaba. No era sino hasta que hechaba una mirada por sobre su hombro que podía calcular la distancia entre el punto de inicio y su presente. Y no era sino hasta que miraba adelante, que caía en cuan poco le faltaba para llegar a la meta.

Y se asustaba, y volvia los ojos a la baldosa buscando esa sensación de quietud y congelamiento. De alguna manera, se sentía seguro y cómodo sabiendose quieto. Inconciente del paso del tiempo y la distancia. Es que así, embotado por la poli-baldosa, podía caminar sin darse cuenta.

Pero la baldosa comenzo a mostrar grietas. Infimas e imperceptibles para cualquiera menos para él, que a esta altura ya era un experto en baldosología. Ahora sabía concientemente que jamas era la misma bladosa, que no podía continuar esa mentira. Entonces levantó la mirada.

Miró hacia adelante, hacia un costado luego y el otro despues, para finalmente clavar su mirada en el horizonte que se acercaba; mas no miró hacia atras. Estaba cansado de mirar hacia atras. Y lo que vió le gustó. Sintió como su paso se apuraba al mismo ritmo que la sonrisa se curvaba limpia en su rostro. El corazón palpitaba rebozante de vida justo cuando sus manos abandonaban de una vez el eterno refugio que eran los bolsillos.

Fue en ese momento que el camino recorrido, toda la distancia desde el punto de inicio hasta su presente andar, descendió sobre toda su persona. Por sus ojos, por su cuerpo todo pasaron las penurias y los logros conseguidos. En un flash vio cada una de las batallas lidiadas, cada victoria, cada derrota, cada escollo del camino, cada puente, puerta o muro aparecidos hasta el momento y como sorteó cada uno de ellos. Como disfrutó con lo bueno y sobrellevó lo malo. Ya no vió baldosas, sino cada momento de su vida condensado en un flash de entendimiento.

Y se detuvo. Por primera vez en su largo viaje se detuvo.

Completamente aterrado. Paralizado por el miedo, miró hacia atras e intento volver a lo que era: un simple caminante que no despegaba sus ojos de la misma baldosa, pero fue inútil. Así que ideó otra manera de evitar proseguir: Se anestesió.

Logró que su cuerpo durmiera, tanto que parecía piedra, no hombre. De esta manera, evitaba el horror que veía acercarse cada vez mas. El inevitable desecenlace de su camino. El único posible. Y así fue como sus extremidades cayeron en el sueño, sus manos se embotaron, sus rodillas flaquearon y su corazón apaciguó su canto hasta ser casi imperceptible.

Sin embargo su cabeza rezumbaba en un ruido de pensamientos que no podía calmar, pues, aunque todo él estaba dormido, su mente permanecía activa viendo con horror todo lo que podía lograr, todo lo que podiá conquistar si continuaba caminando.

Y es ese terror, no otro, lo que lo mantiene quieto... por el momento.

4 comentarios:

Pero nooooooooo!!! Cómo se va a quedar quieto! Si veniamos bien :S Ufa, yo quiero que deje de tener miedo, que siga y que logre todo lo que pueda :)
Muy lindo eh, encantador.
Besote!!

no conocia la especialidad Badolosología! muy buena! jaja

m encantó el escrito, y pensar que hay tanta gente en este momento que esta adormecida sólo por temor...espero no caer nunca en ese estado de anestesia!!
beso

Ya es hora de levantarse nuevamente, luchar contra el miedo y ver otravez hacia el horizonte, despacio, viendo todo el camino que hay por delante pero sin perder de vista el destino.

El tiempo sigue pasando, y estando quieto no se llega a nada, solo está el miedo jugando en contra, y si no hay nada mas de su lado, el miedo tiene todas las de perder a menos que nosotros lo dejemos ganar...

muy bueno, por cierto...

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